Vivimos en un mundo en el que las constantes quejas hacia los SUV y su falta de capacidad fuera del asfalto han provocado que marcas como Ford den un golpe sobre la mesa. La firma del óvalo ha querido saciar a aquellos que demandan la presencia de un auténtico 4×4 en el viejo continente, y la solución tiene nombre: Ford Ranger Raptor. Ya hemos catado al pick-up más capaz de la marca -con permiso del F-150, el cual no se comercializa en Europa- sobre asfalto y sobre terrenos rotos dispuestos a obligar a la Raptor a dar lo mejor de sí.
Con una estética rompedora a la par que grotesca y que encaja a la perfección con su personalidad y carácter, y con una capacidad off-road que dista mucho de la de la competencia, nos encontramos con un vehículo al que es difícil atribuirle un rival directo. Con esta premisa, vamos a descubrir de lo qué es capaz el Ford Ranger Raptor tanto fuera como dentro de la calzada, ¿nos acompañas?
Al más puro estilo americano
Una cosa que me ha dejado clara el Ford Ranger Raptor es que, lo mires por donde lo mires, no te va a dejar indiferente. Este efecto es posible gracias a una estética robusta, que se ve realzada por líneas duras y agresivas que buscan anticipar las capacidades del pick-up americano cuando los caminos más adversos son el terreno a batir.
El frontal, ahora gobernado por una parrilla negra, nos cautivará con el emblema de Ford rematado en la misma tonalidad. Una defensa tosca y de grandes dimensiones continúa trasmitiendo ese carácter fuerte que presenta el Ranger Raptor, pero rápidamente un cubre cárter rematado en plata no solo genera un atractivo contraste, sino que también desvela la clara razón de ser de este vehículo tan especial.
El lateral, además de mostrar unos pasos de rueda más anchos y que provocan un aspecto aún más imponente, se encuentra endulzado por unas llantas de 17 pulgadas y unos neumáticos BF Goodrich desarrollados especialmente para el Ranger Raptor. Por último, la zaga está capitaneada por una cajuela de grandes dimensiones, dos pilotos verticales con tecnología LED y una defensa -también negra- que no va a pasar desapercibida.
Un habitáculo deportivo, cómodo y con buenas soluciones
Subir al Ford Ranger Raptor es una aventura, sobre todo cuando lo haces por primera vez, ya que nos recibe con una altura de 1.87 metros, 5,40 metros de largo y 2,03 metros de ancho; sin embargo, una vez superada la entrada que ofrece el pick-up de Ford, nos resultará muy sencillo encontrar la postura adecuada en su interior.
Esta variante Raptor no solo ofrece cambios a nivel mecánico y estético, sino también en su habitáculo. Lo primero que llamará nuestra atención son unos asientos de corte deportivo que, pese a recoger francamente bien el cuerpo, son muy cómodos y mullidos, ideales para cubrir largas distancias o para atacar pistas rotas sin inmutarnos.
Un volante de considerables dimensiones forrado en cuero se encarga de actuar como timón. Este se encuentra acompañado por una generosa botonera -que se antoja algo confusa en una primera instancia- y por una franja roja indicando las doce. Dos grandes levas de plástico gris se acoplan en el propio volante, provocando un aspecto más deportivo y picante. El cuadro de mandos continúa siendo analógico, y una pantalla digital ente ambas esferas se encarga de ofrecernos información de todo tipo.
El salpicadero presenta una pantalla central que, como es habitual en los modelos de la firma del óvalo, es intuitiva y ágil. Sin embargo, la presencia de plásticos duros por infinidad de zonas provoca que el interior del Ranger Raptor pierda cierta exclusividad, aunque en su defensa diré que presentan unos buenos ajustes y si se ensucian durante alguna escapada off-road serán más sencillos de limpiar y de reemplazar.
Las plazas traseras son realmente cómodas, permitiendo que cuatro adultos viajen sin padecer en el intento. Como es habitual, la butaca central se ve algo lastrada, pero lo cierto es que su respaldo más bien blando e inclinado hacia delante y un túnel de transmisión no muy marcado, provocan que un quinto ocupante también pueda acomodarse en el Ranger Raptor con relativa facilidad. Otra ventaja que encontramos a la hora de desplazarnos con el pick-up de Ford son sus generosas guanteras tanto en las puertas como en la consola central, que nos permitirán depositar infinidad de objetos.
Ningún terreno se le resiste al Ford Ranger Raptor
Bien, llegó el momento de hablaros sobre lo qué se siente a los mandos del Ford Ranger Raptor, tanto como cuando circulamos sobre asfalto como cuando nos enfrentamos a terrenos más complicados. En esta ocasión, Ford ha decidido aumentar considerablemente la potencia, un complemento fundamental en conducción off-road y para desplazar los más de 2.500 kilos que declara sobre la báscula.
En sus entrañas nos encontramos con un bloque de cuatro cilindros y 2.0 litros diésel EcoBlue que declara 213 CV a 3.750 rpm y 500 Nm de par que llegan con fuerza entre las 1.750 rpm y las 2.000. Lo cierto es que con este propulsor podemos manejar al Ranger Raptor sin grandes dificultades y alcanzar altas velocidades con facilidad, pero el peso se hace notar y pese a la respuesta contundente en prácticamente todo el rango de revoluciones, nos encontramos con un sensación algo perezosa en los primeros compases del tacómetro, motivo por el que considero que un aumento de potencia sería ideal para movernos con más fluidez.
Para gestionar toda esa potencia, Ford ha recurrido a una caja de cambios automática de tipo convertidor de par y 10 velocidades, la misma que emplea el Mustang. Cuando circulamos paulatinamente y sin exigir demasiado ni al motor ni a la caja, nos encontramos con una respuesta suave y rápida, que provoca que los cambios de marcha sean prácticamente imperceptibles. Sin embargo, cuando queremos buscar el lado más deportivo del Ranger Raptor y recurrimos al modo secuencial, las transiciones son algo lentas y la presencia de 10 velocidades se antoja algo tediosa para jugar con ellas, motivo por el que resulta más cómodo dejar que sea ella misma la que cambie. A su favor he decir que gestiona perfectamente los cambios en conducción off-road, y la presencia de la reductora facilita aún más las cosas.
Pero, ¿cómo es conducir este conjunto sobre asfalto? Pues, para mi sorpresa, el Ford Ranger Raptor presenta un rodar ideal para hacer largas travesías por autopista. Uno de los aspectos más llamativos es su gran insonorización, que no permite que ni el ruido aerodinámico ni el rugir de su propulsor sean intrusivos en el habitáculo. Su suspensión -destinada al mundo off-road y a la competición- es confortable y en ningún momento apreciaremos rebotes secos o balanceos acusados de la carrocería. En ciudad la sensación es muy semejante, pero las grandes dimensiones del Ranger Raptor provocarán que no sea el terreno en el que se sienta más cómodo.
En conducción deportiva por caminos rotos podemos apreciar uno de los lados más divertidos del Ford Ranger Raptor. Pese a su peso y envergadura, lo cierto es que se siente ágil en los cambios de apoyo y a la hora de tomar curvas. Con el modo 4×4 activado, la adherencia sobre el asfalto es constante, permitiéndonos circular muy rápido sobre terrenos adversos. En curvas muy cerradas, la zaga del Raptor se puede llegar a insinuar, permitiéndonos redondear aún más la trazada y aumentar la dosis de diversión.
Su dirección es rápida, pero la falta de comunicación y una escasa desmultiplicación hará que no seamos muy conscientes de lo que está sucediendo en el suelo, algo que nos lo hará saber en más de una ocasión el sistema de suspensión. Y es que es impresionante la preparación a la que han sometido al Ranger Raptor para afrontar situaciones adversas y con poco agarre. Para lograrlo, los ingenieros de Ford han recurrido a unos amortiguadores firmados por Fox, los cuales tienen un recorrido que aumenta en un 32% en el eje delantero y en un 18% en el trasero respecto al Ranger convencional.
Al mismo tiempo, cuentan con brazos de control de aluminio, con torres de amortiguación en la parte delantera y un nuevo sistema de suspensión trasera en espiral con un brazo de watt integrado que permite que el eje se mueva hacia arriba y hacia abajo con muy poco movimiento lateral. En la práctica esto se ve reflejado en un sistema de amortiguación y suspensión que permite un grado de inclinación muy alto y realizar cruces de puentes, descensos y atravesar cualquier terreno independientemente del nivel de rotura sin ningún tipo de queja por parte del Raptor. Por otra parte, la estabilidad es intachable pese a sus dimensiones, y el recorrido de la propia suspensión permitirá que tanto los caminos de tierra como los asfaltados se superen con gran diligencia y sin contemplaciones.
Conclusión
Sin duda alguna, el segmento de los 4×4 puros y duros se está viendo absorbido por el de los SUV, una clase de vehículos que, por norma general, no tienen una capacidad off-road tan apta como la que presentan vehículos del talante del Ford Ranger Raptor. Si realmente necesitamos un coche que pueda superar prácticamente cualquier terreno y que al mismo tiempo nos pueda llevar de A a B con una comodidad pasmosa, el pick-up americano es tu coche.
Su diseño agresivo e imponente encaja a la perfección con su personalidad, al mismo tiempo que anticipa de lo qué es capaz cuando la situación se complica. Su habitáculo es cómodo y cuenta con la última tecnología, aunque es cierto que los materiales empleados en el salpicadero lastran un poco la exclusividad del conjunto. El propulsor diésel es suficiente para mover con soltura al Ford Ranger Raptor, aunque es cierto que nos hubiera gustado algo más de potencia para poder obtener una respuesta más fluida e inmediata.
Con un precio de partida de 56.250 euros, el pick-up americano ocupa una posición difícil de superar, puesto que son muy pocos los vehículos capaces de ofrecer una relación calidad-precio semejante. Con esta premisa, el Ranger Raptor llega a Europa con mucha fuerza, algo que avalan las más de 200 unidades que ya se han reservado en España.