En mayo de 2017, la Fiscalía alemana inició una investigación en el marco del Dieselgate para averiguar si Volkswagen ocultó intencionadamente al mercado financiero en 2015 el alcance del escándalo para evitar pérdidas accionariales y un consecuente daño a su cotización.
Los investigados fueron el que fuera CEO de la firma, Matthias Müller, junto a su antecesor, Martin Winterkorn, y ahora se unen los dos principales líderes del Grupo alemán: el CEO, Herbert Diess y el presidente, Hans Dieter Poetsch.
La respuesta de Volkswagen: son «acusaciones infundadas»
Herbert Diess.
Según ha explicado en un comunicado la Fiscalía de Brunswick, los ejecutivos de las compañías que cotizan en bolsa están obligados a anunciar públicamente eventos relacionados con los precios, como riesgos financieros significativos, tan pronto como se den a conocer, de forma que los accionistas puedan reaccionar a la situación de la empresa.
Algo que según la acusación, Volkswagen no hizo en el momento oportuno para no verse perjudicado en bolsa, llevando a cabo el anuncio «demasiado tarde»:
«La parte acusada era consciente de las considerables consecuencias financieras derivadas de la naturaleza de la cuestión y tendrían que haber informado al mercado de capitales. Sin embargo, se habrían abstenido consciente e intencionalmente del anuncio ad hoc requerido para mantener el precio bursátil de las acciones de Volkswagen en el nivel actual y evitar pérdidas».
El consorcio alemán ha respondido que «las acusaciones carecen de fundamento» y confía en que cumplió con todas las obligaciones según la ley de mercados de capitales. Según explica Autonews Europe, los abogados de Diess aseguran que mantendrá su rol como CEO y continuará defendiéndose con todos los medios legales.