Queramos o no, los SUV se han ganado, poco a poco, una gran cuota de mercado después de su popularización allá por los inicios del nuevo milenio. Firmas tan deportivas como Porsche se lanzaron a este “nuevo mundo” con el Cayenne, y otras que no se esperaban en este segmento también presentaron sus nuevos modelos.
SEAT entró algo tarde en el mercado de los SUV. Lo hizo con el Ateca en 2016, y dos años más tarde, llegó el que es el modelo más nuevo dentro de la gama de la firma española, y también el más grande construido hasta la fecha. Así es el SEAT Tarraco, ¿quieres conocerlo?
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Robusto y refinado
A primera vista, su imagen es imponente, pero detrás de esa rudeza propia de SUV de estas características se encuentra algo que, personalmente, no me esperaba cuando vi por primera vez al SEAT Tarraco, un diseño estilizado. Si bien sus formas son musculosas y su silueta está llena de nervios, como los que podemos encontrar tanto en el lateral como en el capó, su diseño en general es ondulado y rehúye de las formas cuadradas que podemos encontrar en otros modelos del Grupo Volkswagen como el Audi Q5 o el Volkswagen Tiguan.
Comenzamos el repaso de su diseño con el frontal. Lo primero que llama la atención son sus faros firmados por SEAT Lightning. La firma española lleva haciendo un muy buen trabajo en este aspecto, y eso es algo que se nota en otros modelos de segmentos inferiores, como el Ibiza o el Arona. En el SEAT Tarraco no es diferente, y sus faros delanteros -más tarde veremos los traseros- son únicos en la marca de Martorell, con un diseño moderno y minimalista. Me gustan. Por otro lado, su parrilla frontal está envuelta por un cromado que encaja a la perfección