El mercado del automóvil es muy complejo, o no. Quizá el problema lo tengamos las personas que habitamos en el mundo, pues nuestro nivel de exigencia no ha dejado de crecer. Así, cuando alguien compra un coche, lo primero que pensamos es ¿de qué marca es? ¿cuánto le habrá costado? ¿será nuevo, de kilómetro cero, semi nuevo o de segunda mano? Todas estas cuestiones hacen que el nivel de prejuicios crezca, hundiendo la reputación de muchos modelos.
Uno de los más denostados es el Dodge Caravan. Cierto, en Europa no lo hemos conocido con esta denominación, pues aquí se comercializó con un nombre más familiar: Chrysler Voyager. Aún así, la suerte de ambos modelos ha sido la misma y más, en la última época en que la marca yankee caminó de la mano de Daimler AG. Todo ello, ha repercutido en su venta como modelo usado y por ello, sus dueños han de buscarse la vida para hacerlo atractivo.
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El Dodge Caravan no destacaba por dinámica de conducción
El mejor ejemplo es el que os traemos hoy. El propietario de este Dodge Caravan quiere venderlo, pero las cosas como son, el mercado parece no fijarse en él. Así, ha ideado un reclamo peculiar, crear un vídeo exhibiendo sus virtudes y dulcificando sus defectos. El principal de ellos, si hacemos un poco de memoria, era su comportamiento dinámico, pues a un tarado de suspensión blando, se unía una dirección y chasis “comodones”.
Con todo, el vídeo arranca dando a entender que es un Lamborghini el que nos va a hacer babear. Sin embargo, cuando estamos viendo su zaga, aparece para deleitarnos nuestro flamante Dodge Caravan. Así, su dueño muestra algunos datos del cuadro de instrumentos, como el odómetro. Tras ello, bebe y deja sobre un porta vasos un vaso lleno de agua. A continuación, emprende