A cámara lenta, el dragster con doble motor parecía a punto de desintegrarse en el momento álgido de una carrera que podía ser mortal. Pero la aparición de los inconfundibles paracaídas de freno de color rosa de Shirley Muldowney solía vaticinar una victoria.
Conocida como ‘la primera dama del Drag Racing’, fue la primera mujer en recibir una licencia de la National Hot Rod Association (NHRA) para competir en una de estas intensas carreras de aceleración. Ella, junto a su Ford Mustang ‘Cha Cha’ pasarían a la historia del mundo del Motor.
Cuando ver a una mujer competir era del otro mundo
Shirley Ann Roque nació en Burlington, Vermont, el 19 de junio de 1940, y a una edad muy corta decidió hacia dónde quería enfocar su vida. Comenzó a correr por las calles de ciudad en la década de 1950 en Nueva York: la velocidad era su vocación.
Se casó a la edad de 16 años con Jack Muldowney, un mecánico que construiría su primer dragster y que la introduciría en el mundo de las carreras.
En 1958, Muldowney hizo su debut en la pista del Fonda Speedway, y obtuvo su licencia profesional de la NHRA en 1965 cuando a ninguna mujer se le había concedido aún. De hecho, la organización puso todas las trabas posibles para que dejara de competir en un mundo reservado al género masculino, y los patrocinios se hacían algo casi imposible. Hasta que vieron el potencial.
Ganó su primer gran evento, los Nacionales del Sur de la Asociación Internacional de Hot Rod, en 1971. Por entonces ya conducía a más de 320 km/h por las pistas de todo Estados Unidos.