SUV deportivo, un maridaje que para muchos amantes del motor es interpretado como un ultraje, como una falta de respeto hacia la deportividad, como una caricatura de lo que debería ser un coche prestacional. Sin embargo y pese a todas estas críticas, las marcas siguen adelante con el desarrollo de este peculiar sector que, poco a poco, está cuajando en el mercado. El Audi Q2 se ha convertido en un fiel defensor de dicho concepto gracias a la variante SQ2 que oferta la casa de los cuatro aros. Nosotros nos hemos puesto a sus mandos para descubrir si estas acusaciones están fundamentadas o si son simplemente producto de una clase de vehículo incomprendido. ¿Nos acompañas?
El Audi SQ2 ha intentado engatusarnos con una serie de alicientes francamente tentadores. Una estética algo más agresiva y un motor de 300 CV son los ingredientes que ha utilizado la firma alemana para hacer de su SUV más modesto todo un deportivo pero, ¿está a la altura de las expectativas? Vamos a descubrirlo.
Sutil y discreto
Uno de los aspectos que más llama la atención de un vehículo de altas prestaciones es, sin lugar a dudas, su exaltada estética. Líneas exageradas, desmesurados pasos de ruedas, múltiples salidas de escape y un sin fin de componentes que buscan dejar claro que no se trata de un coche normal y corriente. Pues bien, Audi ha sabido cómo añadir dichos elementos a la receta del SQ2 pero con sutileza.
En detalle, el Audi SQ2 sí que se diferencia de un Q2 convencional, pero a rasgos generales estamos ante un coche sumamente discreto, algo que, personalmente, me gusta. La parrilla Singleframe, rematada en negro, se encuentra arropada por el logo de esta versión específica y por una defensa custodiada por dos imponentes tomas de aire.
El lateral se ha vestido con unas llantas de 20 pulgadas -de serie son de 19- que esconden unas pinzas de freno de color rojo, detalles que encajan a la perfección con los 20 mm menos de altura que declara nuestro protagonista frente a un Q2 normal y corriente. El logotipo «Quattro» casi en la talonera también es exclusivo del SQ2 al igual que el pilar c pintado en negro. Pero insisto, son detalles que pasan desapercibidos.
Tal vez sea la zaga del Audi SQ2 la zona que más desvela ese carácter rebelde. Esto lo consigue a través de un alerón más pronunciado y de una cuádruple salida de escape real, un punto muy a favor pero que se ve mermado por un sonido más discreto de lo que uno espera en un coche de tal calibre y prestaciones.
Interior tecnológico pero apaciguado
La misma fórmula que emplean los diseñadores para desarrollar la estética de un vehículo deportivo también la aplican para el habitáculo. En este esperamos altas dosis de fibra de carbono y Alcántara, asientos tipo backet, un volante deportivo y materiales de primera calidad. Pero, al igual que ocurre con el exterior, Audi ha apostado por un interior más bien anodino para conferir al SQ2.
Lo primero que llamará nuestra atención es un volante de considerables dimensiones y achatado por la parte baja. Detrás de este se inscribe el ya conocido Virtual Cockpit, una instrumentación digital que se representa a través de una pantalla de 12,3 pulgadas. Su comportamiento fluido y sus agradables gráficos hacen que sea sumamente sencillo de utilizar.
Misma sensación produce el sistema de infoentretenimiento MMI, que se gestionan a partir de una pantalla fija de 8,3 pulgadas. La diferencia respecto a otros modelos de la casa germana es que esta no tiene función táctil en el SQ2, y deberemos manejarla a través de un mando satélite situado en la consola central.
En general nos encontramos con unos buenos materiales y unos ajustes más que correctos, pero la presencia de ciertos plásticos duros en los paneles de las puertas o en la parte baja del salpicadero, chirrían en un coche que está rozando los 60.000 euros. A su favor he de mencionar los asientos específicos de esta variante del Q2, los cuales son muy cómodos y presentan una sujeción lateral a la que no se le puede poner pegas.
La habitabilidad trasera es más que suficiente para albergar a dos adultos, pero la plaza central está más bien pensada para momentos de necesidad. El respaldo duro e inclinado hacia delante hará que su ocupante esté incómodo en un trayecto demasiado largo. Por último, hablarlos del maletero, el cual cubica 355 litros frente a los 405 litros que declara un Q2 convencional. Esto hace que el espacio para depositar objetos sea limitado, aunque más que suficiente para el equipaje de dos personas.
Rápido, eficaz y ¿divertido?
Hora de entrar en materia y hablarlos sobre cómo es conducir el Audi SQ2 y qué sensaciones produce. Lo primero, presentaros a quien es el encargado de darle vida a este pequeño SUV deportivo. Para ser más concretos, se trata de un motor de cuatro cilindros y 2.0 litros sobrealimentado por turbo capaz de producir 300 CV y 400 Nm de par.
Dichas cifras se gestionan a partir de una caja automática de doble embrague S tronic y siete velocidades y del sistema de tracción total Quattro, el cual actúa en situaciones de pérdida de adherencia. Gracias a este cóctel, el pequeño -pero matón- SQ2 es capaz de alcanzar una velocidad máxima de 250 km/h y cubrir el 0 a 100 km/h en unos nada despreciables 4,8 segundos.
Antes de aventurarme a hablarlos del comportamiento dinámico del SUV alemán, quiero dejar claro que, bajo mi criterio, el motor del SQ2 es lo mejor del conjunto. Estamos ante un propulsor muy explosivo en todo el rango de revoluciones, que empuja con fuerza y que hace que nuestro protagonista corra mucho. Los 400 Nm de par llegan con toda su rabia a partir de las 2.000 rpm y se mantienen hasta las 5.200, provocando que no haya desfallecimiento en casi ningún punto del tacómetro.
Como guinda final, los 300 CV aparecen de manera casi inmediata, a las 5.300 vueltas. Esto ayuda a que el motor se encuentre cómodo en prácticamente cualquier régimen de giro, y que su respuesta sea instantánea. El cambio S tronic también ayuda a generar dicha sensación gracias a unos cambios rápidos y eficaces, aunque en determinados momentos puede llegar a ser algo brusco y en el modo manual no es muy permisivo, puesto que nos impedirá realizar reducciones cerca de la zona roja.
Este soberbio corazón se encuentra asociado a un chasis que no tiene desperdicio. El Audi SQ2 es un coche noble en todas sus reacciones, permitiendo que ir rápido con él sea sumamente sencillo, tanto, que tal vez ahí radique su principal problema. Los modelos «S» de Audi siempre han sido tildados de poco emocionantes. Personalmente considero atrevido calificar a un coche de 300 CV como aburrido, pero he de reconocer que filtra tanto las sensaciones y que es tan fácil de conducir que puede llegar a resultar insulso cuando queremos disfrutar en una carretera de montaña.
Obviando este aspecto, el pequeño SUV deportivo de Audi nos obsequiará con un paso por curva intachable y que nos permitirá enlazarlas con suma maestría. El tarado de la suspensión es duro, lo que penaliza en parte el confort en ciudad o en autopista pero que, como punto positivo, impide que la carrocería balance en exceso, mal endémico de este tipo de coches. Su dirección es rápida y precisa, y el peso se podrá modular mediante los diferentes modos de conducción que ofrece el Audi Drive Select, pero es poco comunicativa.
Gracias a la respuesta tan enérgica de su motor, es sencillo alcanzar velocidades muy altas en cuestión de segundos. Superar curvas se convierte en tarea de niños a los mandos del SQ2, un vehículo que, como ya he mencionado, es muy plano y sencillo de conducir. Salvo error del propio conductor, el SUV alemán nos permitirá llevar a cabo con suma facilidad ciertas pericias impensables con otros coches con mucho más temperamento. Esto es posible, en parte, gracias a la tracción Quattro, sistema que nos cubrirá las espaldas y que hará que el leve subviraje del SQ2 se pueda corregir sin casi inmutarnos.
En ciudad, el Audi SQ2 reluce por sus contenidas dimensiones y por una estética discreta, la cual nos evitará ser el centro de todas las miradas. Sin embargo y haciendo hincapié en este detalle, su suspensión dura hará que notemos los badenes y rotos del asfalto con más efusividad que un Q2 estándar, aunque tampoco es insoportable. Su visibilidad trasera es otro punto negativo al igual que su radio de giro, aspectos que nos dificultarán maniobrar en lugares algo angostos pese a su clara concepción de SUV urbano. Es sencillo ver reflejado en el cuadro de mandos un consumo de 11 litros/100 kilómetros en dicho entorno.
En autopista y con los modos de conducción más afables, el SQ2 se presenta como un vehículo idóneo para cubrir largas distancias. Pese a que su suspensión vuelve a ser un aspecto criticable a la hora de desplazarnos, nos encontramos con un coche que permitirá que cuatro adultos viajen con comodidad. Al mismo tiempo, gracias a sus 300 CV y 400 Nm de par, llevar a cabo incorporaciones y realizar adelantamientos no nos supondrá ningún problema. Los consumos durante las pruebas en autopista se establecieron en unos 8/8,5 litros/100 kilómetros.
Conclusión
Vuelvo a plantear la misma pregunta que encabeza esta prueba: ¿lobo con piel de cordero o cordero con piel de lobo? El Audi SQ2 pretende ser un SUV deportivo, y en gran parte lo consigue, pero una estética más bien discreta y unas sensaciones poco emocionantes hacen que la respuesta a esa pregunta se encuentre en un punto intermedio entre ambas opciones.
No en balde, el Audi SQ2 es un coche con un comportamiento dinámico soberbio que se encuentra arropado por un irresistible motor cuya respuesta simplemente nos enamorará. Con esta premisa, el SUV alemán se presenta como un vehículo muy a tener en cuenta para aquellos clientes que quieran un coche rápido pero que no exija mucho y que tampoco llame en exceso la atención y, al mismo tiempo, que sea -relativamente- práctico.
Con un precio de partida de 55.705 euros, el Audi SQ2 se antoja como una opción cara y que hace que otros modelos del Grupo Volkswagen cobren más sentido. El CUPRA Ateca o el Volkswagen T-Roc R no son solo sus primos hermanos, sino también dos opciones que pueden resultar mortíferas para el SUV de los cuatro aros.