El pasado jueves, un total de 15 modelos Rolls-Royce llegaron al palacio del monarca Mswati III, rey de Esuatini más conocida como Suazilandia. Se trata de un pequeño país situado entre Sudáfrica y Mozambique y cuyo producto interior bruto es uno de los más reducidos del mundo.
Una adquisición millonaria que se ha producido mientras los funcionarios del país salían a protestar a la calle exigiendo salarios dignos. Y es que desde 2011 el monarca ha venido solicitando a los ciudadanos que se aprieten el cinturón ante la crisis financiera, pero parece que la austeridad se queda fuera de las puertas de palacio.
Según publica El País, la flota de Rolls-Royce recién adquirida por Mswati III está destinada a su familia: concretamente a sus 14 esposas y su madre. Un ‘regalo’ por parte del patriarca que parece ajeno a las acusaciones de los trabajadores y de algunos líderes políticos de este país africano, que lo acusan de estar dilapidando dinero público despreciando la pobreza que asola el país.
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Y es que, como afirma el mismo medio, el 40 % de los habitantes de Suazilandia, rebautizada por el propio Mswati III como Esuatini desde el año pasado, viven bajo el umbral de pobreza. De hecho, miles de ciudadanos de este estado se ven obligados a trabajar en el país vecino, Sudáfrica, ante la imposibilidad de hacerlo dentro de sus fronteras.
Un garaje que no parece tener fin
Y ahí no queda