Los asientos de coche son un elemento que no suele ocupar más de una línea en las pruebas, pero que es sin embargo una parte central. Al igual que a nadie se le ocurre comprar un mal colchón o un sofá incómodo, los asientos tienen su lugar en la historia automotriz debido a la importancia de sentirse cómodos y recogidos mientras conducimos.
En este sentido, Citroën cumple un siglo desde que lanzara el Tipo A con asientos acolchados, y con el paso de los años fue configurando el habitáculo para mejorar la habitabilidad. Y es que desde los asientos tipo hamaca del Citroën 2CV ha llovido mucho.
Los orígenes: el primer coche de Citroën y el C2 de tres plazas
Con un motor 4 cilindros de 1.323 cm³ y una velocidad máxima de 65 km/h, André Citroën presentó en 1919 el Tipo A como un automóvil a precio asequible y con un mantenimiento económico. En su interior, asientos acolchados y tapicería de paño, almohadones, respaldos con resortes, persianas en las ventanillas laterales e iluminación eléctrica.
Los asientos delanteros, extraíbles, se podían ajustar a lo largo y los respaldos eran reclinables. Como un pequeño salón sobre ruedas.
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Unos años después, en 1924, Citroën buscó la habitabilidad en el C2 de 3 plazas. Aquí se situó el asiento de la fila trasera en el centro, en lugar de un asiento plegable a un lado, lo que permitió habilitar dos maleteros a ambos lados del