Un guardia civil de Gran Canaria ha recibido un castigo ejemplarizante: ha sido sentenciado a tres años de prisión y una multa económica de 3.600 euros, además de la inhabilitación de tres años y medio para trabajar dentro de cualquier cuerpo de las fuerzas de seguridad pública.
El castigo ha sido impuesto por la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas en una decisión motivada por un inexplicable comportamiento del agente al tratar de modificar una multa por conducción temeraria para librar al conductor infractor.
Una multa ‘perdonada’ en diferido
Según las declaraciones en sede judicial, el agente Miguel Ángel M.R. emitió una sanción a un conductor que conducía de forma temeraria hacia el barrio de La Atalaya en la madrugada del 6 de septiembre de 2014. El guardia civil dio el alto al vehículo, informó al conductor y rellenó el correspondiente boletín de notificación que fue firmado por el conductor.
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El agente no cursó la denuncia por sus cauces habituales y la guardó por motivos desconocidos. Cinco meses más tarde, a mediados de febrero de 2015, Miguel Ángel M.R. tomó el boletín, rompió la porción en la que figuraba el nombre del conductor y modificó tanto la fecha, hora y lugar de los hechos para que se correspondieran con otra sanción impuesta a un motorista.
Para guardarse las espaldas, el agente presentó ante la jefatura provincial de tráfico un escrito en el que