Como viene siendo habitual, Mercedes-Benz ha convocado a la prensa de Galicia -de donde es un servidor- para conocer mediante una toma de contacto a las novedades que han acentuado la marca durante este último año. El Mercedes-AMG A 35, AMG GTC y el GLE han sido los coches que han pasado por nuestras manos en esta ocasión y de las que os vamos a hablar en este artículo que hoy nos incumbe. Si estás pensando en adquirir alguno de estos modelos de la firma de la estrella seguro que esta prueba resultará de tu interés. Así que, sin más dilación, acompáñanos.
La gélida mañana que cubría Lalín -ubicación en la que se lleva a cabo este evento- me recibió con frío y lluvia. No en balde, el mal tiempo no consiguió apaciguar mi emoción y ganas de ponerme a los mandos de los modelos que he mencionado unas pocas líneas más arriba. Una vez que llegué a mi destino, pude vislumbrar a los que serían los encargados de manteneros ocupados durante gran parte del día. Dos A 35 -uno compacto y otro sedán- encabezaban la línea de vehículos dispuestos a enamorarnos con sus lindezas; pero fue el imponente AMG GTC el que acaparó todas las miradas.
Mercedes-AMG A 35 Sedán
Pero antes de ir a por el plato fuerte dejadme que os hable de uno de los modelos que más expectación ha generado entre los entusiastas de la marca: el Mercedes-AMG A 35. Por primera vez en la historia de la firma teutona se inscribe el dorsal 35 para representar a un modelo de corte deportivo que, al mismo tiempo, se encarga de ser el más «modesto» de los AMG.
Pese a que la carrocería compacta también estaba allí presente, decidí decantarme por el Sedán, variante que desde que se anunció ha llamado poderosamente mi atención. Estéticamente nos encontramos con un coche bastante discreto pese a la potencia que esconde; pero esta unidad en concreto se encontraba aderezada por el pack aerodinámico capaz de añadir una importante dosis de picante a través de un alerón tipo ducktail, un difusor más exuberante y unos canards delanteros bastante sugerentes.
El habitáculo presenta todos los ingredientes que encontramos en cualquier Clase A estándar a excepción del volante específico AMG, custodiado por dos botoneras digitales que nos permitirán configurar diferentes parámetros y el modo de conducción, detalle que me parece todo un acierto por parte de la firma de la estrella. Pero llegó el momento más esperado, el momento de pulsar el botón Start/Stop y dar rienda suelta al cuatro cilindros que da vida al A 35.
Detrás de esta versión deportiva del compacto germano se esconde el mismo propulsor que se esconde en las entrañas del A 250. Pero los ingenieros de AMG lo han sometido a un intenso ajuste de tuercas mediante el cual se ha conseguido que la potencia total ascienda hasta los 306 CV y 400 Nm de par. Dichas cifras permiten que acelere de 0 a 100 en 4,7 segundos y alcance una velocidad máxima de 250 km/h.
Sobre el papel es rápido y sobre el asfalto os aseguro que también. Su motor de tetracilíndrico es explosivo en prácticamente todo el régimen de revoluciones, siendo la zona media del tacómetro donde más notaremos su fuerza. La dirección es rápida y precisa, aunque se echa en falta un punto más de comunicación. La suspensión es dura, pero su equilibrado tarado permite que el A 35 ni balance en exceso ni sea incómodo en una conducción diaria. Sin embargo y pese a la buena puesta a punto del conjunto, se echa en falta algo más de sensaciones a sus mandos, un mal endémico de los compactos deportivos actuales.
Mercedes-Benz GLE
Una de las renovaciones más importantes de Mercedes-Benz ha sido la del GLE, uno de sus modelos más exitosos. Con esta nueva generación ya en el mercado no solo nos encontramos con un nuevo diseño, sino también con una generoso escaparate tecnológico que provoca que el SUV de la estrella suba sustancialmente de nivel.
La unidad que estuvo presente por tierras gallegas se encontraba representada por la denominación GLE 450 4Matic. Dicha numeración se encarga de esconder a un propulsor de seis cilindros en línea capaz de producir 367 CV y 500 Nm de par. Sin embargo, también debemos destacar la presencia de un pequeño propulsor eléctrico capaz de reducir las emisiones de CO2, el consumo y entrar en acción cuando se activa el modo planeo.
Pero lo realmente destacable de este nuevo GLE no es su sistema mild-hybrid, tecnología que ya es común en el mercado actual, sino su rodar y su extraordinaria capacidad off-road. Circulando sobre asfalto, el SUV alemán prioriza a toda costa el confort de marcha, algo que consigue gracias a un soberbio aislamiento acústico y a un motor suave y cumplidor; aunque ojo, ya que cuando le exigimos este saldrá a relucir con vehemencia.
Este apabullante comportamiento sobre carretera se encuentra acentuado por un interior de primera calidad que se marida con unas generosas plazas delanteras. El espacio sigue estando presente en la segunda fila, donde los pasajeros podrán regular a placer la inclinación del respaldo y el espacio para las piernas que, en su posición más amplia, sigue dejando un generoso maletero para depositar objetos.
Pero, ¿qué pasa cuando hacemos una escapada off-road? Pues que, gracias a su suspensión neumática -complemento clave para provocar que la calidad de rodadura sea excelente-, es capaz de superar prácticamente cualquier tipo de terreno por muy adverso que este sea. Una de las funciones más llamativas es la del «rebote», un sistema ideado para salir airoso cuando el GLE se quede atascado mediante la subida y bajada constante de la propia suspensión, con el objetivo de modificar la presión que ejerce sobre el terreno y así recuperar adherencia.
Mercedes-AMG GTC
El rey de reyes, el Mercedes-AMG GTC, la variante intermedia del superdeportivo alemán que sirve de antesala para el aún más radical GTR fue mi último compañero de pruebas de la jornada. Aquí no hay apariencia afable ni alicientes que buscan simular un carácter deportivo, sino un super coche de verdad en el que su agresiva e imponente estética te adelanta unas prestaciones de infarto.
Mercedes ha sometido a su hijo predilecto a una renovación, la cual incluye diversas mejoras en los pilotos y en las colas de escape. No en balde, las novedades las encontramos en el interior, donde se instaura un cuadro de mandos digital de 12,3 pulgadas, el nuevo volante AMG y unos diales en la consola central que ahora son digitales, detalle que impuso el AMG GT de cuatro puertas y que arroja dosis de modernidad al superdeportivo alemán.
Pero el verdadero meollo del Mercedes-AMG GTC lo encontramos en su apartado mecánico, protagonizado por un colosal V8 biturbo de 4.0 litros capaz de producir 557 CV y 680 Nm de par, cifras que lo catapultan hasta los 100 km/h en 3,7 segundos y permiten que alcance una velocidad máxima de 310 km/h. Pese a su condición de GT y a su filosofía de superdeportivo apto para el día a día, nos encontramos con un coche radical por naturaleza.
El AMG GTC se encargará de hacernos saber desde un primer momento que su hábitat natural es el circuito a través de una suspensión dura, una dirección muy precisa y rápida -aunque se echa en falta un grado más de comunicación- y una posición de conducción muy baja. Su V8 biturbo es la guinda de este suculento pastel y la pincelada final que desvela que se trata de un superdeportivo puro y duro.
Los dos turbos se posicionan dentro de la propia «V» con el objetivo de ser más eficaces, y lo cierto es que apenas se percibe el lag cuando le buscamos las cosquillas al AMG GTC. Con el modo Sport+ activado, el superdeportivo alemán se convierte en un vehículo abrupto y agresivo y, pese a que sigue perdonando los errores del conductor, el vaivén de su zaga cuando hundimos el pedal derecho nos recordará que debemos ser cautelosos a sus mandos.
Su motor se estira con ímpetu ofreciendo un primer empuje entre las 1.900 rpm y las 5.700 rpm, rango en el que los 680 Nm de par nos azotarán sin avisar. Pero es que cuando parece que la fiesta ya ha terminado llegan de golpe los 557 CV, a 5.750 vueltas, y creedme cuando os digo que se hacen notar, provocando la sensación de que la potencia del AMG GTC no tiene fin.
Pese a todo, el Mercedes-AMG GTC también tiene un lado manso y, aunque no es tan pacífico como lo pueden ser el Audi R8 o el Porsche 911, el confort está presente en su receta. Con esta premisa nos encontramos con un superdeportivo de altos vuelos rudo y muy capaz cuando queremos disfrutar en la pista y, al mismo tiempo, lo suficientemente tranquilo como para realizar un viaje por autopista sin padecer en el intento.