El sector automovilístico nos ha proporcionado creaciones tan raras como excéntricas, y el Volkswagen XL1 es un claro ejemplo de ello. La casa alemana quiso apostar hace unos años por los híbridos diésel, un maridaje que cobra mucho sentido en los tiempos que corren. Sin embargo, este tipo de mecánica se aplicó sobre un vehículo que nadie esperaba y que adoptó la forma de una especie de deportivo que combinaba rasgos modernos y futuristas con elementos que evocan a los coches que militaron en los 70 y en los 80.

La casa alemana quiso revolucionar el sector automovilístico con el XL1 modelo que, pese a su curiosa estética, ha conseguido mantener francamente bien su valor. Esto se debe a su rareza y al estoico trabajo de ingeniería que se esconde tras su desarrollo. Y es que Volkswagen recurrió a materiales de primera calidad tales como la fibra de carbono para concebir a su deportivo y provocar que tan solo declare sobre la báscula un peso en vacío de 795 kilos.

Pero lo realmente atractivo de este pintoresco deportivo es su esquema mecánico, el cual prometía unos consumos irrisorios. Los ingenieros de Volkswagen decidieron equipar al XL1 con un sistema híbrido que combinaba un motor de combustión diésel con otro eléctrico. El primero de ellos es un propulsor de dos cilindros en línea sobrealimentado por turbo que, con el apoyo del corazón eléctrico, es capaz de producir 70 CV y 140 Nm de par.

Con estas cifras, el XL1 se ponía a 100 km/h en 12,7 segundos y alcanzaba una velocidad máxima de 160 km/h. Sin lugar a dudas, son unas prestaciones que no encajan con la impresión que te puede dar su estética futurista, pero lo cierto es que el objetivo de este modelo era demostrar los bajos consumos que se podían conseguir con un coche diésel que admitía la presencia de un motor eléctrico capaz de proporcionar 50 kilómetros de autonomía en modo EV.

Y es que esta curiosa creación de Volkswagen aseguraba consumos inferiores a un litro, algo también posible a su trabaja aerodinámica. No en balde, tan solo se produjeron 250 unidades y todas ellas con un precio de partida de 110.000 euros, cifra que se alcanzaba por los materiales empleados y por el arduo ejercicio de ingeniería que se llevó a cabo para poder concebir al XL1.

Muchos pensarán que este coche padecerá en el olvido como un fracaso, pero lo cierto es que el Volkswagen XL1 mantiene con diligencia su valor. Y es que acaba de anunciarse una unidad en Reino Unido por 79.950 libras, unos 90.000 euros al cambio. Sea como fuere, el XL1 pasará a la historia como uno de los Volkswagen más revolucionarios de todos los tiempos.

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