BMW ha anunciado que su potente motor diésel de cuatro turbos será eliminado de la gama. A lo que hay que añadir que el emblemático V12 peligra seriamente y que el V8 twin-turbo podría ir por el mismo camino poco después. Sin embargo, también afirma que no tiene planeado abandonar los motores de combustión interna hasta dentro de varias décadas.
La noticia ha venido del propio jefe de I+D de BMW, Klaus Froehlich, en una entrevista concedida a la revista especializada Auto News Europe. El directivo empezó afirmando que los motores del BMW 750d y el BMW M550d, acabarán por desaparecer en unos años. Al que curiosamente le seguirá el pequeño diésel de tres cilindros y 1.5 litros, utilizado por el Mini Cooper D y otros tantos modelos del fabricante alemán.
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Las emisiones no tienen nada que ver esta vez
A pesar de que el diésel sufre de cierta persecución por parte de algunas administraciones y marcas, el motivo por el que BMW prescindirá de su gran diésel no es la reducción de emisiones. Según Froehlich: “el motor de seis cilindros y 400 CV no tendrá reemplazo, porque es demasiado costoso y demasiado complicado de construir con sus cuatro turbos”. Algo que parece no compensar a la marca, por las pocas unidades que vende de este tipo.
No ocurre lo mismo con el motor V12 gasolina, que también parece estar en la cuerda floja, pero en su caso por motivos sí relacionados con el medio ambiente. “El V12 puede no tener futuro dado que solo producimos unos pocos miles de unidades cada año y conllevan un costo adicional de los varios miles de euros cumplir con las normas de emisiones más estrictas”, según Froehlich.renderAd(,36166);
El V12 en ‘la cuerda floja’
Esta decisión no sorprende, teniendo en cuenta las nuevas regulaciones de emisiones y la revolución que