Estaba programada como la etapa más larga del Rallye Monte-Carlo 2020 con más de 122 km cronometrados y todo parecía indicar a que íbamos a tener las primeras pistas sobre quién se iba a reafirmar en sus posiciones de candidatos al triunfo. La lucha cerrada entre Hyundai y Toyota había quedado todavía más polarizada después de los numerosos problemas sufridos por M-Sport Ford WRT durante los apenas cuatro tramos que llevamos disputados hasta el momento, por lo que cualquier traspiés podría resultar en una buena pesca para cualquiera de los otros dos fabricantes de cara al apartado de marcas.
Sin embargo pocos esperábamos que ese primer resbalón lo iba a dar ni más ni menos que el sucesor de Sébastien Ogier en el trono de hierro del WRC, Ott Tänak. El piloto estonio sufría su primer gran susto en la especial con la que se abría la jornada. El nuevo piloto de Hyundai llegaba demasiado rápido a una curva de derechas larga que precedía a una fuerte frenada de izquierdas. Al tocar la placa de hielo negro, los vigentes campeones del Mundo se convertían en meros pasajeros, golpeando una piedra con el tren trasero que afortunadamente no les reportaba daños mayores.
Precisamente ese mismo punto se cobraría otras víctimas, entre ellas un Thierry Neuville que se iba de morro, Pepe López que también golpeaba con el eje trasero o un Gus Greensmith que entraba muy colado y tras perder la zaga intentaba recuperar la dirección correcta realizando un trompo completo que terminaría con el Ford Fiesta WRC del británico en la cuneta en una acción que demuestra que la curva de aprendizaje para el piloto de M-Sport sigue siendo muy grande.
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— Planetemarcus (@planetemarcus) January 24, 2020
Ott Tänak se salía en una