Contenido
1. El TDI de Volkswagen
2. El turbodiésel convence al cliente
3. El turbodiésel tenía el terreno completamente allanado
4. ¿Por qué Europa sí y Estados Unidos no? Los impuestos y las emisiones
5. La defensa de la industria europea
Todo comenzó con el TDI de Volkswagen y todo podría terminar con el TDI de Volkswagen. Una afirmación tan contundente como esta requiere de evidencias irrefutables en las que sustentarnos para hablaros del momento en que la industria del automóvil europea abrió sus brazos al diésel. Durante años, mucho antes incluso de que saltara el escándalo de los TDI de Volkswagen, estuvimos preguntándonos por qué el diésel se convirtió en el combustible favorito de los europeos, mientras en países como Japón o Estados Unidos apenas hay mercado para el diésel. A menudo, buscamos la justificación del precio de la gasolina al otro lado del Atlántico, los impuestos, tradiciones, etcétera, pero si profundizamos un poco en el asunto veremos cómo la irrupción de los TDI llegó acompañada de una serie de movimientos que nos llevaron hasta el momento actual.
1. El TDI de Volkswagen
El gran hito que hizo que los diésel se convirtieran en la elección preferida del comprador europeo llegó con la introducción de los turbodiésel, representados especialmente en la tecnología TDI de Volkswagen. Hablamos de 1989, los diésel ya eran relativamente comunes en los concesionarios, no era complicado encontrar turismos – especialmente europeos – con motores de gasoleo. Pero aún así seguían gozando de unas ventas muy reducidas, casi testimoniales, con respecto a los motores de gasolina. Pensad que en 1992 en Europa apenas se matriculaba un diésel por cada cinco turismos de gasolina, hasta que esa tendencia se invirtió, años más tarde. De manera que en el año 2000 ya se matriculaban cuatro diésel por cada tres turismos de gasolina.
En 1992 en Europa se