No cabe duda que la última generación del Citroën C3 ha sido todo un éxito de ventas. Llegó a las salas de exposición en el año 2016 con una difícil misión: mejorar los números de su predecesor. A ello había que añadir que el segmento urbano había recobrado vitalidad, con modelos cada vez más completos. Pero no ha tenido problema para cumplir sus expectativas, apoyándose en una personalidad arrolladora y descarada.
Ahora, cuando se cumplen cuatro años de su aterrizaje, los responsables de Citroën han decidido actualizarlo. No, no es que se vea anticuado o menos atractivo, pero sus principales rivales han cambiado hace pocos meses. Por ello, era el momento óptimo para aplicarle un pequeño restyling con el que mejorar aquello que no terminaba de gustar al público. Ahora, luce más fresco, joven y descarado que nunca, típico del C3.
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El Citroën C3 cambia lo justo para mantenerse original
La zona que más cambia del Citroën C3 es el frontal. Manteniendo intacta la configuración de los grupos ópticos, han introducido una nueva línea cromada en la parrilla. Ahora, se parece al prototipo CXPERIENCE que conocimos hace un par de años. Con este cambio, los grupos ópticos principales cambian ligeramente su fisonomía, pudiendo incluir tecnología LED de forma opcional.
Si bajamos un poco, vemos que el paragolpes cambia muy ligeramente. Se parece al que empleaba su predecesor, aunque estrena una toma de aire más ovalada. Pasando a la vista lateral descubrimos unos nuevos Airbumps. Son más marcados, pareciéndose a los que emplean sus hermanos C3 Aircross y C5 Aircross. Las llantas también se actualizan, con diseños tridimensionales más frescos y tamaños de 16 o 17 pulgadas.
La zaga es la zona que menos cambios ha sufrido. Los grupos ópticos emplean tecnología LED, manteniendo el efecto tridimensional. Donde hay nuevas opciones es para vestir y configurar