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¿En qué se basa este mito?
¿Qué consecuencias puede tener añadir gasolina?
Entonces, ¿qué puedo hacer para “limpiar” mi motor diésel?
Muchos son los mitos que existen en el mundo del motor, como en todos los ámbitos. En esta ocasión vamos a desmontar el mito de añadir un poco de gasolina a tu coche diésel para limpiar el motor y sistema de inyección. Para empezar, ¿no crees que si la gasolina fuera beneficiosa las propias petroleras añadirían una pequeña cantidad, al menos al diésel premium? Ciertamente, esta afirmación podría tener casi la misma veracidad que si decimos en lugar de gasolina un chorreón de whiskey.
¿En qué se basa este mito?
En primer lugar, lo que sí es cierto es que durante el proceso de combustión del diésel se genera una serie de depósitos de carbonilla (compuestos del carbono procedente de una combustión incompleta del hidrocarburo) que se adhieren en la zona de la cámara de combustión, las válvulas (sobre todo la de escape) e incluso en el propio inyector. El problema es que esos depósitos de carbonilla se adhieren muy fuertemente, siendo extremadamente difícil eliminarlos, llegando incluso a dificultar la atomización del combustible a su salida por el inyector, factor clave en el proceso de deflagración (inicio de la combustión aire-diésel).
A partir de este hecho, la creencia popular alega que una pequeñísima cantidad de gasolina (uno o dos litros por depósito, cada diez o quince mil kilómetros) ayuda a eliminar esa capa de carbonilla, puesto que la gasolina tiene un poder detonador mayor que el diésel. De esta forma, cuando la gasolina se inflame y produzca una serie de detonaciones en el cilindro, estas generan unas vibraciones u ondas de choque, que eliminan la carbonilla adherida.
Este mito afirma que la la gasolina, al tener un poder de detonación mayor, produce unas vibraciones que eliminan