Subaru siempre ha sido una marca que ha supuesto un objeto de deseo para todos aquellos aficionados a la competición y, en especial, de los que destilaban un profundo amor por el mundo de los rallyes, llegando incluso a polarizar las cunetas entre aquellos que se vestían con el azul y las estrellas de la firma, o los que lo hacían con el rojo y los diamantes de Mitsubishi. El amor de muchos de esos incondicionales aficionados a la marca ha llevado en muchas ocasiones a que estos se plantearan modificar sus vehículos de calle para lograr lo máximo posible la apariencia de los World Rally Cars o de los Grupo A, en otros casos, se ha llegado incluso más lejos, hasta el punto de comprar una unidad ex-oficial para utilizarla por la calle.
En el pasado ya hemos visto que en Japón algunos Grupo C o en la propia Mónaco (hace no mucho en Madrid rodó un Porsche 917 LM ‘descafeinado’) o vehículos de competición han recibido el salvoconducto por parte de las autoridades de tráfico del país para poder circular en tráfico abierto siempre que se amoldaran a una serie de requisitos. En el caso de adaptar un WRC siempre será más sencillo, ya que tal y como recordamos el pasado mes de febrero, este tipo de vehículos deben cumplir con la normativa de circulación, algo que les permite por tanto circular a través de los enlaces entre tramos.
Un Subaru de carreras para el día a día:

Junya Matsushita vio la oportunidad de adquirir un Subaru Impreza S4 WRC ’98 después de que este dejara de competir hace más de una década. Concretamente se trataba de la unidad con la placa R30 WRC, el chasis #31 que salió de Prodrive y que sin ir más lejos competiría en el Mundial

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