Es más que evidente que el cinturón de seguridad es una pieza clave en nuestra supervivencia a bordo de un coche en caso de accidente, un elemento que ha salvado incontables vidas desde que se presentó en 1959 el primer cinturón de seguridad tal y como lo conocemos, de 3 puntos, de la mano del Volvo 122 y concebido por Nihls Bohlin. Hoy la mayoría de nosotros no imaginamos eso de conducir sin usarlo pero aún hay quien decide poner seriamente en riesgo su vida y la del resto de los ocupantes del coche y no se lo pone o incluso hay quien piensa que en las plazas traseras no es tan necesario. Más allá de los puntos que podemos perder y la multa que nos pueden poner por no usar el cinturón de seguridad, la DGT nos recuerda cuales son los daños que podemos sufrir si es uno de los ocupantes de las plazas posteriores en el que decide no usarlo y sufrimos un accidente.
Un pasajero sin cinturón puede llegar a multiplicar por 8 el riesgo de muerte del copiloto o por 6 el del conductor
Y es que a determinada velocidad, un frenazo brusco o un impacto puede hacer de cualquier objeto suelto en el habitáculo un proyectil fatídico, ahora imagina las posibilidades si el elemento sin sujeción es una persona y tras un accidente se desplaza con una gran fuerza hacia los asientos delanteros…
En un accidente a 50 km/h un pasajero puede convertirse en un proyectil de 1.500 kg para desgracia del resto de los ocupantes.
En caso de accidente las personas que viajan en las plazas traseras sin usar el cinturón de seguridad pueden llegar a multiplicar el riesgo de matar a los ocupantes de las plazas delanteras en ocho, golpeándoles por detrás.
Una posición correcta