Probablemente habrás escuchado los términos deriva de un coche o ángulo de deriva. Es un fenómeno que se da en los vehículos al realizar una curva y tiene que ver con el agarre o, mejor dicho, la adherencia lateral de los neumáticos con el asfalto.
Tranquilos, no vamos a meternos en términos complicados ni en nociones de física. Lo vamos a explicar de forma breve, sencilla y coloquial para que cualquier persona, aunque no sea muy amante de los coches, pueda entenderlo perfectamente. No es nada complicado. ¡Vamos a ello!
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El ángulo de deriva
El ángulo de deriva o la deriva es la diferencia existente entre el giro que el conductor solicita mediante el volante y el giro real que obtiene el vehículo. Para entenderlo, nosotros podemos realizar un giro con el volante que se transmita a las ruedas delanteras como 8 grados respecto al plano longitudinal (respecto a ir recto), pero puede que la trayectoria del coche solo cambie 5 grados, por ejemplo.
Esto no solo se da en los coches, sino que también aparece en las motos aunque de forma diferente.
Esto se debe a varios motivos, aunque sobre todo al coeficiente de adherencia del neumático y a la fuerza centrífuga. A mayor velocidad, mayor será la deriva porque más grandes son las inercias. De igual modo, cuanto menor sea la adherencia del neumático, más deriva obtendremos.
Como todos sabéis, la fuerza centrífuga es la tendencia de un cuerpo a seguir en línea recta cuando se le somete a una trayectoria circular, es decir, a un giro.
De ir con el volante recto a iniciar un giro
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que los giros o cambios de dirección no ocurren de forma instantánea. Sí, ocurre muy rápido, en un breve espacio de tiempo, pero no al instante. Y eso que la