Primero fue la desaceleración económica en China, acuciada por una guerra comercial interminable con Estados Unidos. Y después, la estocada final: una pandemia sanitaria a nivel mundial que los estudios de Hollywood ya habían pintado sobre la gran pantalla (hola, ‘Contagio’). Se formó así el caldo de cultivo para que el volátil mercado del crudo empezara a sudar la gota gorda, acumulando reservas, vendiendo con pérdidas y viendo cómo el barril de petróleo se desploma.
Según explica Bloomberg, los productores apenas están ganando con lo que venden, mientras gastan fortunas en almacenar stock.
Vender con pérdidas ya es una realidad
El confinamiento del 40 % de la población mundial tiene una consecuencia directa para los productores: una caída bestial de la demanda de productos derivados del petróleo en el transporte aéreo, terrestre y marítimo. Solo la demanda del diésel ha caído en España un 61 %.
Según estimaciones de Goldman Sach recogidas por la cabecera económica, la pérdida de demanda esta semana es de 26 millones de barriles por día, y podría aumentar.
Ahora hay un brutal exceso de producción, y se están improvisando lugares de almacenamiento en cuevas subterráneas, vagones y camiones cisterna. Según los analistas ya se ha cubierto el 50 % de la capacidad de almacenaje a nivel mundial: 700 millones de barriles.
En El Blog Salmón
La Guerra del petróleo ya está aquí
Esta falta de almacenamiento local está provocando que los productores necesiten poder probar que tienen un comprador para su crudo antes de iniciar un costoso transporte, cuyo precio que se ha multiplicado