Uno de los factores que más afectan al funcionamiento de un motor es sin lugar a dudas la relación de compresión. Se trata de un dato que determina en gran medida su rendimiento térmico. Es decir, la forma en que aprovecha la energía proveniente de la combustión para transformarla en movimiento.
Sin dar rodeos, se trata de la relación que existe entre el volumen de la mezcla aire/combustible cuando está comprimida y su volumen una vez que ya se ha detonado. Aunque para ser exactos, en los motores diésel lo que se comprime es solo aire, porque el gasóleo se inyecta después.
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La relación de compresión se expresa como dos números que permiten mensurar una proporción. Por ejemplo: 10 a 1, 11 a 1, 12 a 1, 14 a 1 ó el valor que sea, que solo quiere decir que la mezcla se expande 10, 11, 12 ó 14 veces una vez que ha ardido. Cuanto más diferencia haya entre los dos volúmenes comparados, más rendimiento térmico tendrá el motor, porque más aprovechará su expansión para generar movimiento.
Relación de compresión alta o baja
Una vez que se sabe esto, la pregunta más natural es: ¿por qué no tienen todos los motores una relación de compresión altísima? ¿Por qué hay muchos que se conforman con una relación baja de 10 a 1, si serían mucho más eficientes si fuese más alta?renderAd(,36166);
Para entender esto, hay que conocer dos datos muy sencillos, pero que son determinantes:
la autodetonación: existe una presión máxima a la que se puede someter la mezcla de aire y combustible sin que detone por sí sola. Si se supera este límite antes de que el pistón llegue arriba, la explosión se produce antes de tiempo y el motor puede dañarse seriamente.
la presión de compresión: es la presión que alcanza la mezcla una vez