Apodado como ‘el spa de los coches’ cada vehículo que sale de los talleres de pintura de SEAT en Martorell (Barcelona) pasa por un meticuloso proceso de acabado, que va desde los correspondientes tratamientos anticorrosivos hasta la aplicación del color de la carrocería, que queda en manos de 84 robots que se encargan de pulverizar el color.
Al final del tratamiento, cada coche se habrá sometido al cuidado de 1.100 trabajadores y 200 robots durante seis horas.
Nueve baños preparan la carrocería y la protegen de la corrosión
Inmersión. Este ‘ritual de belleza’ tiene lugar en un espacio de más de 51.500 m² en el que 314 trabajadores y 32 robots se encargan del ‘circuito termal’ del vehículo. Aquí le esperan nueve lavados por inmersión, alternados con otros cinco por aspersión, además de la aplicación de masillas.
«Así conseguimos proteger la carrocería de la corrosión y eliminar el riesgo de filtración de agua e incluso de ruidos, a base de sprays insonorizantes», explica el responsable de Pinturas de SEAT, Javier Pérez.
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Secado y fijación. Aquí entramos en la parte de hornos o ‘sauna’, donde la pintura se somete a seis procesos de secado. En cada fase se somete al coche a una temperatura distinta, que oscila entre los 45 y los 180 grados durante media hora aproximadamente.
Hasta 68 combinaciones de color. En el taller 5, con una superficie de 119.500 m², se lleva a cabo el ritual del color, que está a cargo de 587 trabajadores y 175 robots. Lo primero es escoger el tono entre una amplia