En los años 60, Roma vivía inmersa en una ola de criminalidad, alentada por las mafias que campaban a sus anchas por la ciudad eterna. Las persecuciones en coche estaban a la orden del día, pero la policía era incapaz de alcanzar a todos los criminales. Ni siquiera con sus Alfa Romeo Giulia 1600 conseguían atrapar a criminales cada vez más rápidos e inteligentes. Fue entonces cuando al oficial de policía Armando Spatafora le preguntaron qué necesitaba para poder atrapar a más criminales. Ni corto ni perezoso, respondió «necesito un Ferrari».
Junto a otros tres oficiales de amplia trayectoria y éxito en la lucha contra el crimen, recibió un curso de conducción evasiva y de alta velocidad en Maranello – en la casa de Ferrari. Al finalizar este curso, la Squadra Mobile de Roma se llevó de vuelta a la capital dos Ferrari 250 GTE 2+2. Construidos en el año 1962, estos elegantes, potentes y carísimos coupés de lujo eran el arma definitiva en las persecuciones a alta velocidad. Eran coches delicados de conducir, y a las pocas semanas de ser estrenados, uno de ellos sufrió un siniestro total.
Estos coches eran conocidos como «Panteras», como la ilustración de su aleta delantera delata.
Ver la galería completa en Diariomotor
La otra unidad, con número de chasis 3999, es la que protagoniza este artículo, estando a la venta en Girardo, uno de los mejores concesionarios europeos de coches de lujo. Aquél Ferrari 250 GTE 2+2 montaba el legendario motor V12 «Colombo», de tres litros de cubicaje y 240 CV de potencia – su caja de cambios manual de cuatro relaciones mandaba su potencia al tren trasero. Aunque no sea una potencia desmesurada bajo los estándares actuales, pensad en que el coche medio de Italia en la época era un FIAT 500 que