En los coches modernos cada vez hay más tecnología que permite mejorar la experiencia de conducción e incrementar la seguridad. Pero incluso hoy en día, donde encontramos tanta tecnología capaz de hacer que disfrutemos de mayor confort y comodidad, hay tecnología básica que continua presente en el coche y que aunque se le han añadido mejoras, sigue utilizando la misma mecánica que cuando se creó.
El limpiaparabrisas, tecnología básica
Un buen ejemplo de esta tecnología «antigua» que encontramos en el coche es el limpiaparabrisas. Aunque se ha mejorado con tecnología que aumenta su eficiencia, como el sensor de lluvia, sigue siendo fiel al principio con el que se instaló por primera vez. Al activarse, unas varillas realizan un movimiento que empuja unas escobillas que expulsan el agua y la suciedad que se encuentre sobre el parabrisas.
Con un funcionamiento tan básico, el limpiaparabrisas ha podido resistir el paso del tiempo y se ha convertido en algo indispensable y totalmente necesario. Y totalmente práctico a nivel de seguridad desde que los patentara Mary Anderson en el año 1903. Pero a su sencillo mecanismo se han añadido nuevas funciones y eso hace que actualmente cuente con sensores de lluvia, además de unas escobillas que se modernizan poco a poco para resultar más eficientes.
Los parabrisas equipan sensores y aunque el cambio de las escobillas es bastante sencillo, si se estropea el parabrisas la situación puede ser más compleja. El cambio de parabrisas es sencillo, pero se ha de tener en cuenta toda la tecnología que equipa. Por eso en el caso de que cuente con estos sistemas más complejos, es conveniente que esa sustitución o realice un taller especializado.
La tendencia de la industria es ir hacia un tipo de parabrisas que pueda eliminar el agua con la utilización de nuevos materiales que eviten que permanezca sobre el vídrio, pero la función de limpiar el cristañ permanecerá todavía durante mucho tiempo, aunque se incremente la tecnología aplicada al parabrisas.
El parasol, otro indispensable
El parasol es todavía más sencillo y pese a eso, sigue siendo un elemento que se resiste a desaparecer. Una simple pantalla opaca que se despliega desde el techo y evita que el sol deslumbre. El primer coche que utilizó un parasol fue el Ford T en el año 1924. En 1931 todos los modelos de Ford tenían dos y en el año 1938 quiso patentarlo. Fue en el año 1954 cuando registró una patente parcial de un parasol extensible.
En la parte trasera del parasol se ha añadido espejos, iluminación y otras mejoras, pero su función se ha mantenido a lo largo de los años. Hoy se puede complementar su uso con tecnología en el parabrisas que oscurece la parte superior del parabrisas para evitar deslumbramientos. Hace poco se hizo pública la propuesta de Bosch, que gracias a una visera parasol transparente que a través de la inteligencia artificial detecta donde incide el sol y oscurece solo la zona que puede resultar molesta para el conductor.
Y pese a todos estos adelantos, estas dos tecnologías básicas siguen sin cambios en su funcionamiento principal. ¿Seguirán durante mucho tiempo en los coches, cada vez más tecnológicos y más modernos? Pues por lo que parece, seguirán siendo un elemento indispensable en los modelos más modernos.