El motor de combustión es el estándar en la industria del automóvil, así que es la base sobre la que se establece todo el mercado. El motor de combustión funciona gracias a un combustible que pasa al motor y que gracias a una chispa arde junto el oxígeno y esto provoca que se convierta en energía que produce un movimiento que se transmite a las ruedas y que permite que estas giren y muevan el vehículo. Esto, claro, explicado a grosso modo.
Un problema importante que tienen los motores de combustión es que además de esa energía el combustible se convierte en energía térmica y se pierde en forma de calor. Además produce otros elementos, como gases y partículas derivadas de esa combustión. Eso es lo que lo ha convertido en un sistema muy poco popular y ha sido esto lo que ha propiciado la aparición y popularización del motor eléctrico. Un sistema más limpio, sin residuos directos y que poco a poco está adquiriendo presencia en el mercado.
Distintas unidades de medida
El consumo de los dos tipos de energía se mide de maneras diferentes si nos referimos a un vehículo con motor de combustión o a un vehículo con motor eléctrico, así que existe cierta confusión a la hora de plantear los consumos de ambos. En el caso de un combustible fósil se habla de X litros cada 100 kilómetros.
En el caso de los motores eléctricos se utilizan varias medidas, como son los kW, kWh, y kWh/100 kilómetros, que no son conocidos por los usuarios y resulta más difícil hacer la comparativa. De todas maneras, vamos a intentar plantear comparativas entre ellas, explicándolo de forma sencilla.
Motor de combustión
El motor de combustión utiliza un combustible que se almacena en un depósito adecuado para cada tipo elemento, así que es sencillo repostar. Se va a una estación de servicio, se conecta la manguera correspondiente y se llena el depósito, sin problemas. Pero ¿cuál es la eficiencia energética del motor de combustión?
Es importante saber que la energía almacenada, por unidad de volumen, en un litro de gasolina es de 9,3 kWh, mientras que en el caso del diésel, que es más denso, se cifra en 10,1 kWh por litro. Si hablamos de unidad de masa el equivalente es de 12,2 kWh/kg (kilovatios hora por kilo) y 12,7 kWh/kg, respectivamente. Estos dos parámetros servirán para comparar rendimiento y consumo con un sistema de propulsión eléctrico.
Otro dato importante que hay que saber sobre los motores de combustión es que los más modernos coches de combustión obtienen un rendimiento entre el 40% y el 45% en el mejor de los casos. Esto quiere decir que convierten en energía utilizable solo esa cantidad de la energía conseguida. Un dato que hay que apuntar para comparar.
Motor eléctrico
El motor eléctrico necesita almacenar la energía eléctrica en baterías. Por ese motivo necesita dedicar más espacio al almacenaje de la energía eléctrica. El proceso de carga, como sabemos, ocupa más tiempo. Pero a cambio, un motor eléctrico consigue un rendimiento muy superior, haciendo que supere el 90% de eficiencia. Así, con menos kWh puede recorrer más distancia.
En cuanto al almacenaje de energía, depende del tamaño de la batería, igual que ocurre con el tamaño del depósito de combustible. Por comparar, un depósito de 44 litros de gasolina guarda unos 422,4 kWh, mientras que un depósito de diésel de 41 litros alcanza los 438,7 kWh. Una batería de alta capacidad actual suele alcanzar los 50 kWh, lo que lo sitúa bastante por debajo de sus rivales de combustión.
Consumo comparado
Un coche eléctrico, como hemos visto, aprovecha la energía de manera más eficiente, así que consigue recorrer más kilómetros con el mismo consumo de energía. En una comparativa con un modelo como el Peugeot 2008 PureTech 130 CV (96 kW) ofrece un consumo medio WLTP de 5,8 l/100 km, mientras que un Puegeot 2008 BlueHDi 130 CV (96 kW) consume 4,9 l/100 km. Estas cifras equivalen a un consumo de energía de 55,68 kWh/100 km en la versión gasolina y a 51,94 kWh/100 km en la diésel.
En un coche con una batería de 50 kWh el consumo de energía sería de 16,1 kWh/100 kilómetros, una cifra muy inferior. La autonomía de un coche con esta batería de 50 kWh es de unos 320 km según el ciclo WLTP. En cuanto al coste de repostar la gasolina o el gasóil, este es es muy superior al de recargar la batería.
Contando un depósito de 44 litros, con un coste de 1.10 euros el litro, de manera general, sale un precio de 48,4 euros, aunque aporta una autonomía que puede estar sobre los 700 kilómetros. Esta cifra depende, claro, del modelo y el motor. En el caso de un vehículo eléctrico, cargar la batería de 50 kWh puede costar entre 1,90 y 7 euros, dependiendo la tarifa utilizada.
El coste en energía es muy inferior y eso puede ser muy atractivo a la hora de seleccionar este tipo de vehículos. Esto representa un coste de entre 0,55 y 2,04 euros cada 100 kilómetros, según tarifa aplicada, frente a los más de 5,5 euros cada 100 kilómetros que podría costar el combustible en un motor tradicional en el mejor de los casos.