Los tiempos cambian, y llevamos años escuchando los tambores de guerra de los coches eléctricos, segmento que ya comienza a estar asentado en nuestro mercado. Esto nos lo demuestran firmas como Volkswagen, cuya apuesta por este tipo de mecánica se remonta a hace unos años; pero, desde entonces, las cosas han cambiado mucho dentro de la familia teutona. Y es que la llegada del ID.3 no solo implica la presencia de un nuevo vehículo eléctrico, sino también el preámbulo de una gama de modelos que seguirá al pie de la letra la senda que marcará este último retoño.
Con esta premisa, Volkswagen se ha visto en la obligación de aplicar trascendentes cambios internos para poder acoger a este nuevo elenco de vehículos sin percance alguno. Esto lo vemos reflejado en la fábrica de Zwickau, donde hasta la fecha se engendraban vehículos tanto gasolina como diesel; pero los de Wolfsburgo han decidido readaptar sus instalaciones en pro de esta nueva causa.
Decir adiós a este periodo no es tarea sencilla, y más si tenemos en cuenta que la planta de Zwickau lleva gestando coches para Volkswagen desde el año 1990. Ahora, un Golf R Variant se encarga de subir el marcador hasta los 6.049.207 de vehículos producidos y de poner fin a una era de combustión para dar cabida a la electrificación, cuya presencia en esta fábrica implica un desembolso 1.200 millones de euros.
Serán -de momento- hasta seis modelos eléctricos los que se ensamblarán en la factoría que un día se encargó de dar vida al Trabant. Estos vehículos que ocuparán las lineas de producción en Zwickau pertenecerán tanto a Volkswagen como a Audi y Skoda, dos marcas que también harán uso de la nueva plataforma modular MEB para desarrollar coches 100% eléctricos de diferentes tamaños y segmentos.
Para cumplir con esta nueva misión, el Grupo Volkswagen ha reclutado a 8.000 trabajadores, los cuales cooperarán con un total de 1.600 robots cuya principal tarea será la de desplazar piezas y realizar labores de ensamblaje. De esta forma, la casa alemana ultima todos los detalles para poder dar pie a la producción de los inminentes fichajes de la familia ID., como el esperado ID.4.
El nuevo Volkswagen ID.4 tendrá una autonomía de más de 500 km y entrará a producción este mismo año.
Es así como el grupo alemán se adentra en una nueva aventura, aventura que derivará en la creación de ese coche del mañana que está más presente de lo que pensamos. La familia ID. llega para quedarse y se verá arropada por un conjunto de vehículos que, amparados por otro apellido, cumplirán con el mismo cometido: ofrecer una gama paralela de coches 100% eléctricos.