Hace tres años Ford invirtió 1.000 millones de dólares en el ‘cerebro’ de su futuro coche autónomo, esto es, en la start-up de inteligencia artificial Argo AI. Seguía así la estela de otros competidores, ‘obligados’ a diversificarse en compañías tecnológicas para no perder el tren.
Ahora la start-up está valorada en 7.500 millones de dólares y ha conseguido que, en medio de cifras catastróficas de sus competidores, Ford termine el segundo trimestre del año con beneficios de 1.117 millones de dólares, a pesar de una significativa caída en las ventas.
Una ganancia a corto plazo muy oportuna
Las ventas mundiales de la firma del óvalo, segundo fabricante de automóviles de EEUU, se redujeron un 53 % entre abril y junio. El mercado más castigado ha sido Sudamérica, donde Ford vendió un 81 % menos que en 2019, seguido de Europa, donde las ventas han caído un 58 %.
Pero aún se muestran optimistas y aseguran que, aunque esperan pérdidas a lo largo de 2020, calculan que tendrán suficiente efectivo disponible durante el resto del año, incluso si la demanda global cae aún más o la pandemia y obliga a más cierres de plantas de ensamblaje de vehículos.
Y es que Ford ha conseguido registrar ganancias gracias a la inversión de Volkswagen en Argo AI. El fabricante alemán cerró el mes pasado un inversión de 2.600 millones en la start-up de inteligencia artificial, de la que cada uno de ellos posee ahora el 40 % (el resto, pertenece a la start-up).
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