El Suzuki S-Cross es un SUV compacto que ahora se comercializa con un sistema de hibridación ligera. Por precio, comportamiento dinámico y satisfacción general del producto, es la opción más interesante que plantea el mercado. Cualquiera de sus alternativas; Kia Sportage 1.6 MHEV 4×4 136 CV, Mazda CX-30 2.0 Skyactiv-G 122 CV, Hyundai Tucson 1.6 CRDI 48V 4X2 116 CV y Kia Niro 1.6 GDi HEV 141 CV son claramente más costosas y, algunas, no tienen la posibilidad de equipar tracción integral. Nosotros hemos conducido una unidad asociada al nivel de equipamiento más alto (GLX). Está disponible desde 24.522 euros aplicando nuestros descuentos exclusivos (ver todos los precios).
Tamaño perfecto y muy bien fabricado
El S-Cross mide 4.300 mm de largo, 1.785 mm de ancho y 1.585 mm de alto. Su carrocería de cinco puertas se ofrece en una gama de nueve colores -cuatro de ellos son nuevos y forman parte de la gama cuando se lanzó esta versión mejorada en septiembre de 2016-. Nuestra unidad de pruebas lucía la tonalidad ‘Blanco Superior’ (código 26U).
El acabado de la carrocería está muy cuidado en líneas generales. Todas las puertas ofrecen una apertura suave y un cierre muy bien amortiguado. Además, gracias a su amplia apertura, el acceso es muy bueno, tanto al habitáculo como al maletero (ver imagen).
Amplio, cómodo y práctico
Cuando accedo al habitáculo para sentarme en el puesto de conducción, encuentro unos asientos muy cómodos con un tapizado de piel de bastante calidad y con calefacción. Los dos asientos de las plazas delanteras se pueden regular en altura mediante una palanca mecánica. Con todos los reglajes del asiento y el volante ajustados, la posición es natural y confortable, y me permite estar perfectamente integrado con los mandos de control. Unos mandos que, como suele ser habitual en Suzuki, ofrecen un diseño muy