NIO, Faraday Future, Byton, Xpeng Motors… China tiene centenares de marcas que prometen revolucionar la esfera del coche eléctrico con autonomías de infarto y precios asequibles. Algunas ni siquiera han empezado a producir, pero llevan años haciendo ruido para tratar de ganar terreno a Tesla, ahora asentada en Shanghái.
Forman, en toda regla, una burbuja con un valor de 18.000 millones de dólares que lleva desde el año pasado amenazando con explotar, y que ahora está aún más cerca de hacerlo. Según datos de Bloomberg, de 100 nuevas empresas que desarrollan coches eléctricos solo 11 consiguieron recaudar fondos en 2019.
Solo los más preparados sobrevivirán
Lo que hace unos años era un próspero mercado local empezó a convertirse en un campo de batalla en el que entraron a luchar grandes consorcios como el Grupo Volkswagen, BMW o Daimler en busca de asociaciones con fabricantes chinos con la promesa de grandes sinergias.
Esta avalancha de compañías chinas centradas en motores eléctricos y baterías empezó a crecer desde 2011 al calor de generosos subsidios estatales y el comienzo del boom de la electromovilidad.
Pero acabaron siendo víctimas de una inaudita desaceleración en el mayor mercado automotriz del mundo, una guerra comercial con EEUU, la reducción de ayudas estatales y como golpe de gracia, una pandemia ‘sacada’ de los mejores estudios de Hollywood.
En Motorpasión
La década de 1950 fue muy loca, y los coches nucleares son el ejemplo perfecto de cómo se nos fue la pinza con la energía atómica
El último en caer ha sido Byton. La compañía del