Lo hizo con el aclamado McLaren F1 a principios de los 90, y lo ha vuelto a repetir con el nuevo T.50. Gordon Murray marca de nuevo el camino con un supercoche que cambia las reglas y se convierte en la absoluta referencia en la categoría de los deportivos de altas prestaciones: el nuevo Gordon Murray Automotive T.50.
Cuentan que el McLaren F1, al que podemos considerar sin duda alguna el antecesor del T.50, nació casi por casualidad: pasó de un boceto realizado por el genial Murray para pasar el tiempo mientras esperaba un avión a convertirse en un deportivo mítico, el vehículo de producción más rápido del mundo en su momento. Y también posiblemente en el más eficaz.
Ahora, tras ir conociendo poco a poco algunos detalles durante los últimos meses, por fin se ha hecho oficial. Gordon Murray Automotive fabricará 100 unidades de su nuevo hypercar, que tendrá un precio de 2,61 millones de euros antes de impuestos.
Por cierto, si te preguntas de dónde viene el nombre, 50 son los coches de calle y de competición con la firma de Murray en sus 50 años como diseñador de vehículos. Hay motivo. El propio Murray “discutirá” con cada cliente de forma personal la personalización de su coche, incluyendo como parte del proceso la colocación del asiento, el volante y los pedales, entre otras cosas.
Gordon Murray T.50: buscando la perfección
Murray ha buscado la perfección a la hora de diseñar el nuevo T.50. Y para ello se ha apoyado entres pilares básicos: aerodinámica, ligereza y un motor de los que ya no se fabrican… salvo pensando en la competición.
El “profesor” siempre ha tenido claro que para ofrecer un supercoche con las mejores cualidades dinámicas, no basta con ofrecer un motor muy potente o un chasis muy rígido. La clave es la ligereza. Y el McLaren T.50 no es ligero, es muy ligero. Extremadamente ligero.
Con un peso final de 986 kg, podría compararse… ¡a un Mazda MX-5! Pero claro, está propulsado por un motor V12 con 663 CV. Esto quiere decir que cada 100 CV en el T.50 tienen que mover apenas 150 kg; estamos ante lo que fue la premisa básica a la hora de diseñar el T.50: peso ligero.
Y no pienses que 663 CV es una cifra que se queda corta en comparación con otros supercoches, que rondan o superan los 1.000 CV. La gran mayoría se mueven en un peso final que rondan los 1.450 kg. Esto supone que para alcanzar la relación peso/potencia del T.50 necesitan unos 300 CV más.
El corazón del T.50: un V12 atmosférico con 663 CV
Sin embargo, no todo es ligereza. Murray atribuye al motor el 50% de la experiencia de conducción definitiva que ofrece el T.50.
Para su desarrollo contó con una firma que algo sabe de hacer motores de altas prestaciones, sobre todo atmosféricos: Cosworth GMA. El resultado es el motor V12 aspirado más ligero del mundo, con apenas 178 kg. Y también el que es capaz de girar más alto de vueltas: hasta 12.200 rpm, donde tiene el corte de inyección. Con una cilindrada de 3,9 litros, rinde una potencia de 663 CV a 11.500 rpm, y alcanza un par máximo de 467 Nm a 9.000 rpm.
La potencia específica también es la más elevada en un motor atmosférico: 166 CV por cada litro de cilindrada. Y otro dato que da una idea de su capacidad sin igual para subir de vueltas entre los coches de calle: es capaz de pasar del ralentí hasta llegar a la línea roja del cuentavueltas en solo 0,3 segundos.
Entre algunas de las claves de este motor, montado de forma que también ejerce de elemento estructural junto al chasis, encontramos las bielas, válvulas y carcasa del embrague realizadas en titanio, la admisión forzada mediante los conductos situados en el techo y, por supuesto, la lubricación por cárter seco.
Dos modos: GT y Power
Pensado para utilización en circuito pero también para poder conducirlo a diario, el conductor/piloto puede seleccionar el modo GT, que limita la potencia a 600 CV y el régimen de giro a 9.500 rpm. En el modo Power, el V12 desata toda su furia y promete un sonido sin igual, gracias al sistema Direct Patch Induction Sound y al escape de titanio. Está claro que Murray no iba a dejar pasar esta cuestión de lado.
Por cierto, según reza en la ficha técnica, el V12 cuenta con un sistema de alternador/motor de arranque con un motor eléctrico accionado por el motor mediante una correa, y sistema eléctrico de 48 voltios. Llámalo tecnología Mild-Hybrid, lo que, a día de hoy (la cosa va a cambiar), le otorgaría al Gordon Murray T.50 la etiqueta ECO de la DGT.
En cuanto a la transmisión, nada de automatismos. La caja de cambios manual Xtrac cumple los requisitos de ligereza y compacidad (se queda en 80,5 kg), y está configurada con cinco marchas con relaciones cortas para conseguir la mejor aceleración, y una sexta marcha más larga de desahogo. El tacto que ofrecerá esa corta palanca con el pomo redondo realizada en titanio debe ser una delicia. El mando rojo que se puede ver a su lado es para accionar la marcha atrás.
Un chasis revolucionario
La búsqueda de la velocidad máxima más alta posible ha llevado a los modernos supercoches a una espiral en la que la consecuencia final ha sido el aumento de peso. Y el peso es el enemigo de la eficacia cuando se trata de conducir. Murray es de los que prefieren una relación favorable entre peso y potencia a través de un bajo peso, más que por medio de una potencia elevada. Lo primero es más difícil de conseguir que lo segundo.
La ligereza del T.50 se consigue, lógicamente, con la utilización de materiales ligeros. Pero también con un diseño genial, lo mires por donde lo mires. La fibra de carbono cobra especial protagonismo en el monocasco y los paneles de la carrocería. También a la hora de realizar los tres asientos, por ejemplo.
Y por este motivo, con la ligereza como principal objetivo, no hay lugar a mecanismos hidráulicos o neumáticos para las suspensiones, de paralelogramo deformable en ambos ejes, realizadas en aluminio. La dirección cuenta con una ligera asistencia, pero solo para ayudar en las maniobras de aparcamiento.
Los neumáticos Michelin Pilot Sport 4 S, en dimensiones 235/35-19 para el eje delantero, y 195/30-19 en el trasero, también contribuyen en este apartado. Van montados en unas llantas ultraligeras (7,8 kg delante, 9,1 kg las traseras) con sistema de anclaje central. Y puestos a ahorrar peso no podían faltar los frenos con discos carbocerámicos firmados por Brembo, con pinzas monobloque de aluminio de seis pistones delante y de cuatro pistones en el eje posterior.
Aerodinámica activa
Con un diseño exterior que destaca por lo fluido de sus líneas maestras, Gordon Murray asegura que el T.50 cuenta con la aerodinámica más avanzada y efectiva jamás vista en un coche de calle.
Sus dimensiones permiten hablar de un coche compacto: 4,35metros de largo, 1,85 de ancho y 1,16 de altura, con una distancia entre ejes de 2,7 metros. Sin duda, lo que más llama la atención aquí, por encima de la ausencia de grandes alerones o spoilers, de la toma de aire en el techo o de las puertas de apertura en alas de gaviota, es el enorme ventilador trasero, con un diámetro de 400 mm. El ventilador se acciona a través de un motor eléctrico que funciona con corriente de 48 voltios, y es capaz de girar a 7.000 rpm.
A este ventilador fluye la estructura que parte desde la toma de aire en el techo, a modo de “espina dorsal”. Cuando se elige el modo aerodinámico, el ventilador se encarga de extraer el aire canalizado desde la zona de la luneta posterior, que fluye bajo esta zona para ayudar a refrigerar el motor. Se crea así un efecto suelo que pega el coche al asfalto, al encargarse el ventilador de acelerar el flujo de aire bajo el coche hacia el difusor trasero.
Aunque no los veas, existen alerones que se encargan de pegar el coche al suelo a alta velocidad. Están ocultos, y se despliegan de forma activa según sea necesario. Quédate con estos datos: la aerodinámica del T.50 es capaz de aumentar la carga en un 50%, reducir el coeficiente de penetración en un 12,5%, y conseguir que el motor rinda 50 CV adicionales gracias al sistema de inducción de aire. También ayuda de forma activa a reducir la distancia de frenado en 10 metros, desde 250 km/h.
Para comprender la importancia de la aerodinámica en este coche: el T.50 ofrece seis modos diferentes que optimizan las prestaciones y el comportamiento dinámico. Al modo “auto” se une el modo “braking” que despliega el alerón trasero 45 grados cuando se requiere la máxima deceleración, o el modo “High Downforce”, seleccionable por el conductor, en el que el alerón posterior se despliega 10 grados y se abren las válvulas del difusor, con el ventilador trasero trabajando para aumentar la carga un 50%.
El modo Streamiline reduce el coeficiente de penetración y la carga para mejorar el consumo y permitir una conducción en viajes por autopista más relajada. El modo “V-Max” permite conseguir 700 CV del motor gracias a la inducción forzada del aire de admisión, mientras que el modo “Test” permite chequear el correcto funcionamiento del ventilador y de los alerones y spoilers activos.
El interior del McLaren T.50
Las enormes puertas dan acceso a un habitáculo con una configuración 1+2: el conductor en posición central, flanqueado por los pasajeros, un poco más retrasados. A ambos lados del compartimento del motor se dispone de dos huecos verticales de unos 90 litros, que hacen las veces de maletero. En total, contando el espacio delantero, el T-50 suma unos 288 litros de espacio para equipaje.
Cada detalle es una auténtica obra de ingeniería. Solo tienes que fijarte, por ejemplo, en los pedales (por cierto, el del acelerador también es de titanio), o en la estructura flotante de la consola sobre la que se sitúa la palanca de cambios. El botón de arranque se encuentra en el centro de esta consola, y cuenta con una tapa mecanizada y acabada en color rojo que recuerda a los interruptores para activar el lanzamiento de misiles en los aviones de combate.
Aquí no hay lugar a pantallas táctiles: todos los controles son analógicos, colocados de forma ergonómica. Sin embargo, el T.50 sí que recurre a unos espejos retrovisores virtuales, con pantallas optimizadas para optimizar la visión. Un elemento que también es clave a la hora de reducir el peso y mejorar la aerodinámica.
El equipo de audio está fabricado especialmente a medida para el T.50. Lo firma Arcam, y cuenta con 10 altavoces y una potencia de 700 vatios. Lo impresionante es que todo el equipo de audio pesa menos de 4 kg. La pantalla del sistema de infoentretenimiento, situada en la instrumentación, a la derecha del cuentavueltas, presenta las informaciones del navegador y del teléfono, al ser compatible con Apple CarPlay y Android Auto.