Aunque el sector del automóvil pueda parecer inmenso, la realidad no es así. El talento está tasado y las grandes firmas gustan de atar a los mejores ingenieros y ejecutivos con férreos contratos y elevados sueldos. Por esta razón, es normal que los saltos entre marcas sean comunes. Uno de los últimos movimientos que hemos conocido es el que protagoniza Alejandro Mesonero-Romanos, abandonando Seat y recalando en la competencia: Renault.
Pero no es el único fichaje estrella que ha tenido lugar en los últimos años. Si hacéis un poco de memoria, cuando el Grupo PSA hacía aguas ficharon a Carlos Tavares. El que a día de hoy es su CEO fue la mano derecha de Carlos Ghosn en Renault, pero él quería ascender y el ejecutivo de la Alianza le impedía el salto. Todo ello deriva en un posible tráfico de información que, con permiso o sin él, recala en los equipos de ingeniería.
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El Grupo PSA estaría interesada en reducir costes productivos
Esto último es lo que, según varias fuentes, estaría pasando entre el Grupo PSA y el Grupo Renault. Al parecer, el ingeniero encargado de la tecnología E-Tech de la casa del rombo ahora trabaja para Peugeot y Citroën. Su estancia en el consorcio del león tocará a fin pronto, pero dejará información muy valiosa para sus predecesores. Y os preguntaréis ¿qué razón podría impulsar este interés de PSA?
Sencillo: una reducción de costes al simplificar la transmisión automática. Para ello, el Grupo PSA ha creado una empresa conjunta con Punch Powertrain. El objetivo de esta asociación está enfocado en el desarrollo y fabricación de una transmisión DCT7 electrificada que ayudará a hibridar el bloque 1.2 PureTech BVA en 2022. Más tarde, en 2023 llegará a la gama para reemplazar al actual EAT8 proporcionado por Aisin.renderAd(,36166);
El problema está en que esta transmisión