Cuando en la primavera de 2019 tuvimos la oportunidad de conocer y probar la última generación de la furgoneta Mercedes-Benz Clase V, la marca de la estrella aprovechó para enseñarnos el vehículo que anticipaba la variante eléctrica de la misma, un monovolumen que insinuaba que, salvo detalles concretos, prácticamente calcaba exteriormente a la furgoneta que tomaba como base pero que, bajo su traje de vehículo de alta ocupación, su mecánica era revolucionaria. Ahora, tras realizar prueba de la Mercedes-Benz EQV 300, así es como se comercializa, podemos afirmar que, si la Mercedes-Benz Clase V es uno de nuestros vehículos favoritos en cuanto al traslado de personas se trata, la versión eléctrica lo es aún más.
Análisis interior y exterior de la nueva Mercedes-Benz EQV
Y es que, si bien es cierto que, estéticamente, solo detalles concretos diferencian a las versiones con motores térmicos de la única opción como eléctrica, como son las llantas, la calandra, la tapa de la toma de luz, el acabado del portón trasero y los logotipos que inscriben a esta furgoneta de hasta 8 plazas entre la familia de coches eléctricos de Mercedes-Benz, EQV, al abrirse las puertas del vehículo, te reencuentras con un viejo y entrañable conocido.
Es cierto que, de manera opcional, aparecen singularidades que diferencian los motores tradicionales de los de la nueva era de la industria de la automoción eléctrica pero son detalles que, salvo la actualización del, como siempre, soberbio sistema de información, entretenimiento, confort y, como si se tratara de un servicio doméstico se tratara, cualquier otra petición posible realizada a través de comandos de voz, MBUX con un apartado específico que versa sobre la información relevante a la naturaleza como vehículo eléctrico, el disfrute es total y, lo bueno de eso es que, en cualquiera de sus asientos.
Respecto de la habitabilidad, la unidad conducida durante esta prueba de la Mercedes-Benz EQV 300 contaba con asientos de tela y un acabado elegante y sin rimbombancias lo cual demuestra que, lo mejor de este vehículo se obtiene de manera sutil o inconsciente cuando se viaja como pasajero.
El confort es máximo, el espacio, sobre todo para con los 3 posibles ocupantes que pudieran hacerlo en su propia butaca es total. La ergonomía de los sofás, porque equivalen a los de un salón de un hogar, permite disfrutar del traslado con la discreción que aportan las ventanillas traseras, quizás éste es el único punto cuestionable ya que, en bajas condiciones de luminosidad, desde la fila delantera se oscurece en demasía el ambiente y, pensando en viajar con niños, pudiera ser más conveniente optar por unos cristales sin oscurecer pero, en cualquier caso, la habitabilidad es una de sus máximas.
De hecho y, aunque luego analizaremos el esquema eléctrico, gracias a la arquitectura, tanto en la versión de batalla estándar como en la extendida, la adopción de un conjunto de propulsor y, sobre todo, batería eléctrica, no ha supuesto, como suele ser habitual en los vehículos electrificados un sesgo al volumen disponible para el traslado de los bultos, enseres o materiales a transportar en el espacio destinado a su colocación que, en cualquier caso, es el mismo que en las variantes con motores de gasóleo lo cual permite cargar casi todo lo imaginable en una de estas Mercedes-Benz Clase V eléctricas.
Volviendo a la habitabilidad y al disfrute de la furgoneta, merece la pena remarcar que, si bien la conclusión de que la Clase V con motor tradicional es que es un vehículo que, según las circunstancias de uso, bien merece la pena su coste, la variante eléctrica es aún mejor en su conducción y esto se debe a dos factores, fundamentalmente, ambos relacionados con su condición como vehículo eléctrico.
Al volante de la nueva Mercedes-Benz EQV
Las sensaciones que transmite, en parado y sin haber iniciado la marcha, es que es exactamente igual que las de gasóleo que ya condujimos. Entonces solo cuando se inserta la llave en el contacto, se pisa el pedal del freno y se gira para encender el vehículo, el propulsor se activa para permitir su conducción pero en pleno silencio. Sin vibraciones ni sonidos mecánicos.
Se inicia la marcha en sigilo y contando con diferentes modos de conducción entre los que elegimos, dado el viaje, inicialmente por vía rápida de acceso a Madrid, en modo Comfort estándar y recurrimos al accionamiento, mediante petición oral a nuestra copiloto virtual de la climatización hasta marcar 22 grados, acción a la que el sistema MBUX responde a nuestra orden de manera eficiente como así hará en las siguientes peticiones además de encender el sistema de calefacción del asiento del conductor al mínimo.
Tras unos pocos kilómetros, accedemos a la capital, elegimos una ruta alternativa a la propuesta, accediendo a las calles de Madrid Central, vetadas al tráfico privado salvo que, como es el caso, se luzca la etiqueta CERO o ECO.
En un intencionado recorrido por calles estrechas, con giros de 90 grados e, incluso más cerrados, como hacíamos mención al inicio de este apartado sobre las sensaciones al volante durante la prueba de la Mercedes-Benz EQV se confirman las primeras impresiones: a pesar de lo que pueda parecer, esta gran furgoneta es ágil, muy ágil.
Volviendo a los primeros centeneras de metros del test, un par de glorietas y curvas cerradas a velocidad moderada nos permitieron tomar las primeras notas mentales: a pesar de tener una carrocería ligeramente más elevada que sus hermanas diésel, el vehículo es mucho más estable. Gracias a la disposición de la batería bajo el piso, el Mercedes-Benz EQV se mueve con gran aplomo lo cual permite una conducción más confortable a la par que estable y, entendamos el contexto, deportiva y emotiva.
Además, incluso en esos cuellos de botella que algunas calles adoquinadas de Madrid nos hacen plantear cómo demonios pueden circular camiones como los de recolección de desechos sólidos urbanos y otros, incluso de menores dimensiones, en no menos de tres ocasiones tuvimos la necesidad de ‘comprimir’ esta furgoneta y utilizar los cinco sentidos más la intuición para circular entre otros vehículos y bordillos saliendo de manera no solo airosa sino confiadas entre calles hostiles para vehículos de grandes dimensiones.
Es cierto que, la mayor dificultad a la que nos enfrentamos en esta prueba en ciudad, dada las dimensiones de la misma, encontrar un espacio donde aparcar a su medida en la calle es tarea compleja.
Una vez realizado el recorrido completo por callejuelas, calles, avenidas y vías de circunvalación, vale la pena poner el modo S durante el test de la Mercedes-Benz EQV 300 para ver cuán diferente es disponer del par inmediato en un vehículo eléctrico como éste.
Y mucho que lo merece, a tenor de lo dicho, este vehículo es ágil y se lanza con contundencia en, por ejemplo, adelantamientos desde el carril derecho al izquierdo, en vías de dos carriles por sentido, o bien en incorporaciones a vías rápidas, habida cuenta de situaciones en las que merezca la pena distanciarse o encontrar la velocidad deseada gracias a su propulsor de 150 kW (204 CV) y, sobre todo, un par de 362 Nm que hacen de él mucho más inmediato de lo que pensara reaccionaría si fuera con motor térmico.
Igual que, en el caso de la prueba de la Clase V, aún en las versiones más potentes se echaba en falta en, sobre todo, accesos a carreteras saliendo desde parado una mayor inmediatez del propulsor, en el Mercedes-Benz EQV eso sucede ya que, la respuesta del motor y su trasmisión a las ruedas, delanteras, del trabajo de la presión sobre el acelerador no es solamente, casi inmediata, sino que es contundente.
Respecto del consumo eléctrico y de la autonomía de la batería, no solo con los cuatro modos de conducción se ajusta la respuesta y configuración de la furgoneta sino que, gracias a los programas propios como vehículo eléctrico, la gestión del sistema de regeneración de carga, posibilita la recarga en movimiento.
Encontramos el nivel D auto en el que, el sistema de inteligencia artificial adecúa al momento de la conducción el nivel de recarga gracias a contar con la cartografía del navegador, a la orografía del terreno y a las señales que identifica pero, en ciudad, merece mucho la pena gestionar la regeneración mediante las levas tras el volante.
Con un sinfín de semáforos, pasos de peatones, placas verticales de detención o prioridad, así como las incidencias propias del tráfico, insertar el modo D- (D menos) o el D– (D menos menos) puede suponer no solo casi no tocar el pedal del freno salvo que la intención sea la detención del vehículo sino la de regenerar, entre semáforos, la energía consumida entre ellos.
Dicho lo cual, para un recorrido mayormente urbano, uno de los usos que se entienden prioritarios de este vehículo, el consumo medio de la prueba se sitúo en 36 kWh y, respecto de la autonomía con una sola recarga, el fabricante anuncia un rango máximo por recorrer de hasta 418 km.
Conclusión
Es cierto que el precio del Mercedes-Benz EQV parte desde una cantidad bastante considerable, desde 79.804 euros para un vehículo polivalente, confortable, selecto y sostenible, energéticamente.
Un coste que ha de valorarse junto con los alicientes que la firma alemana acompaña a su venta como son los descuentos equivalentes al Plan Moves, el mantenimiento durante 4 años del vehículo, un programa de movilidad que ofrece, durante 2 años y en un periodo de 30 días anuales, un vehículo equivalente animado por carburante tradicional para quienes, en caso de viajar cuestionen la disponibilidad de puestos de recarga eléctrica de su EQV 300 habitual, junto con una financiación que, mensualmente, supone una letra de 650 euros.
En cualquier caso, la Mercedes-Benz Clase V es una opción realmente interesante para quienes dispongan un presupuesto acorde con una marca de alta gama como lo es Mercedes-Benz, tanto para uso personal como profesional pero, en el caso de la prueba de la Mercedes-Benz EQV 300, las bondades que añade contar con un esquema de motricidad eléctrico suman, también euros en el precio final, pero que se compensan con un uso y disfrute así como en la incorporación hacia una consciencia de que la movilidad sostenible basada en los vehículos eléctricos suponen una mejora en la calidad de vida, tanto de los usuarios directos de este tipo de automóviles como en la de los que se sitúan en el y con el propio entorno donde se utiliza.