Palabras en francés de David Castera para iniciar la presentación, con un recuerdo de lo que era ese sentimiento de aventura que defendía el Dakar ideado por Thierry Sabine, mezclando con imágenes de fondo de anteriores ediciones y de los reconocimientos llevados a cabo por la organización antes de la carrera de este año. Dureza, compañerismo, competición, trabajo de preparación con el roadbook y de supervivencia con las reparaciones. Se anticipaba además que el Dakar seguirá en Arabia Saudí (tienen contrato para cinco años), pero además se sigue con el plan de visitar a los países vecinos, reto que deberá esperar al menos hasta 2022 debido a la actual situación planetaría.
Sobre el escenario, Yann Le Moënner, CEO de ASO, acompañaba a Castera en el inicio protocolario con los agradecimientos a la distintas Federaciones Internacionales y países involucrados, apuntando además que el Dakar avanzará hacia los nuevos sistemas de propulsión, incluidos los vehículos híbridos, eléctricos y alimentados por hidrógeno. Tocaba dejar de hablar del futuro a medio plazo para empezar a resumir a lo que se enfrentarán los competidores entre los días 3 y 15 de enero.
Serán cerca de 330 equipos competidores, muchos se han quedado por el camino a pesar del esfuerzo y las ganas que se han puesto durante los últimos meses para encontrar el presupuesto necesario en un año tan difícil. Muchos serán los coches y los nombres que no podrán estar dentro de unos días, a principios de diciembre, en el embarque de los vehículos en el puerto de Marsella.
La edición número 43 del Rally Dakar comenzará en Jeddah y finalizará en ese mismo punto tras 12 etapas, después de pasar por puntos tan conocidos como Riyadh, Wadi Ad-Dawasir, Neom y Ha’il, localidad en la que se realizará el día de descanso ya programado. Como novedad, se