Es posiblemente uno de los mitos más arraigados en este nuestro mundo del automóvil. El turbo del Renault 5 saltaba al reducir en curva y superar las 3.500 rpm. Por tanto, el coche salía propulsado hacia delante, hacía un recto y provocaba un accidente. He escuchado cientos de veces esta historia en diferentes bocas, con variaciones mínimas. Estoy seguro que vosotros también. Y es una historia falsa que induce a muchos errores, un mito que vamos a desmontar punto por punto en este artículo.
Los turbos no saltan al reducir
Los motores equipados con turbocompresor no son nada nuevo, llevan décadas con nosotros tanto en diésel como en gasolina. El funcionamiento grosso modo de un un turbo es sencillo. Una turbina llamada turbo recibe los gases de escape del motor. Cuando el motor genera suficientes gases de escape – causados de forma directa por el volumen de gasolina quemada – el turbo gira, comprime aire de la admisión y lo fuerza al interior del motor. Por ello, los turbos son en ocasiones llamados sistemas de admisión forzada.
A no ser que estemos pisando el acelerador, el turbo no estará generando potencia.
Ver la galería completa en Diariomotor
Si el turbo obliga a más aire a entrar en el motor del que entraría naturalmente – el caso de los motores atmosféricos – el motor genera más potencia y quema combustible más rápidamente. ¿Es sencillo, verdad? Sólo cuando aceleramos se inyecta gasolina en el interior del motor. Cuando levantamos el pie del acelerador el motor sigue girando por pura inercia, pero el turbocompresor no genera potencia alguna. Aunque el régimen suba a 5.000 rpm en una reducción, mientras no pisemos el acelerador estamos a salvo.
Los motores de carburación como los de los Renault 5 Copa Turbo siempre tienen un poco abierta la mariposa de