Es sabido por todos que Porsche pasaba por una situación muy delicada en los últimos compases de los años 90. De hecho, estaba al borde la bancarrota. La marca vivía principalmente de las ventas del 911 y del Boxster, pero eso no era suficiente para presentar registros económicos aceptables. Porsche se lo jugó todo a una carta con el Porsche Cayenne, y le salió bien.
Los primeros modelos SUV de lujo y gran tamaño empezaban a dar sus frutos, como la primera generación del BMW X5. Era la única alternativa que le quedaba a los chicos de Stuttgart y tampoco era una garantía 100 % segura, pero no quedaba alternativa. Así, Porsche empezó a trabajar en 1998 en su propio todo camino de alto lujo y prestaciones.
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No fue hasta el año 2002 cuando el Porsche Cayenne definitivo fue presentado en sociedad, debutando en el Salón del Automóvil de París. Un todo terreno muy grande, amplio, con buenas capacidades dinámicas, potente y con algunos rasgos de 911 (como los faros delanteros), utilizando además materiales y tecnología de muy alta calidad en el momento.
Rápido se convirtió en un producto exitoso y en la principal fuente de ingresos de la compañía. Comentaba la propia marca que en el ejercicio económico 2007/2008, el Cayenne vendió casi 50.000 unidades más que el Porsche 911, que es mito de la compañía alemana. De hecho, era bastante fácil ver unidades de este gran SUV lujoso en cualquier localidad, no siendo “tan” común ver nuevos 911.
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Y dicho todo esto, el modelo salvador de Porsche ya suma un millón de unidades producidas en tan solo 18 años de edad. Ahora cuenta con multitud de versiones, incluyendo las exitosas variantes híbridas enchufables con hasta 680 CV, así como las más deportivas Turbo S y GTS. Lógicamente, el mercado cambia y ya