Skoda lleva tiempo trabajando para que el Octavia, su modelo más vendido, deje de asociarse con su pasado como taxista. Hay que decir que, aunque desde muchos puntos de vista lo había conseguido hace tiempo, todavía había alguno que le ponía el San Benito de taxi.
En esta generación de 2020, ya no hay duda de que no le queda ni un rastro que lo asocie con su antigua profesión. Y menos con el rojo intenso y las llantas bitono que lleva nuestra unidad probada. Se trata de una versión con el acabado Style y el motor TDI de 150 CV, asociado al cambio automático DSG de siete velocidades.
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Un diseño con encanto
Solo tienes que echar un vistazo a las imágenes para ver que se ha convertido en una atractiva berlina. El aspecto discreto y funcional que siempre ha caracterizado a Skoda se ha diluido con la nueva calandra y faros del morro. Incluso se han animado a añadirle una línea ligeramente descendente al techo tipo coupé cuando llega a la luna trasera. Unos detalles muy de agradecer entre los que destaca, más si cabe, la trasera con un afilado borde del maletero a modo de alerón.
Hay que reconocer que en Skoda han sabido, como siempre, aunar funcionalidad y diseño, porque la aerodinámica del Octavia 2020 está muy cuidada. Han conseguido rebajar el coeficiente aerodinámico Cx hasta los 0,24, lo que favorece ligeramente sus consumos en autopista. Una mejora que también han conseguido en el Golf, pero a costa de un morro algo más bajo, que no ha gustado a todo el mundo.renderAd(,36166);
Bajo la chapa del Octavia 2020
Hasta ahí la carrocería, pero si profundizamos un poco, nos encontramos con la conocida plataforma MQB. En concreto, la misma sobre la que están construidos los compactos del Grupo Volkswagen: el Golf, el Seat León