Ken Block es conocido por sus proezas en la pista, por sus manos sumamente aptas para derrapar y, sobre todo, por el espectáculo que ofrece. Pero a todo esto debemos sumarle un elemento diferenciador y sumamente importante: su coche. Y es que año tras año, Block se ha superado corriendo con coches impresionantes, siendo el Ford Mustang Hoonicorn uno de los más alocados. Esta bestia, además de derrapar como si no hubiera un mañana, ha decidido retar a diferentes vehículos en carreras de aceleración, y su última víctima ha sido el Ferrari F8 Tributo.
Y es que, por muy injusta que parezca la comparativa, lo cierto es que el superdeportivo italiano cuenta con las últimas novedades de la marca y con la última tecnología, por lo que aunque este en inferioridad numérica, podría dar una buena guerra al Mustang. Sin embargo, el pony car por excelencia cuenta con una serie de modificaciones que lo hacen prácticamente invencible.
De serie, el Ferrari cuenta con un motor V8 de 4.0 litros biturbo capaz de erogar 720 CV y 770 Nm de par. Con estas cifras, el italiano puede realizar el 0 a 100 en 2,9 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 340 km/h. A priori, unas cifras para nada despreciables y difíciles de superar, pero nada comparadas con la cantidad de potencia que es capaz de emanar el Ford Mustang Hoonicorn de Ken Block.
Y es que Block y su equipo han sido capaces de extraer 1.400 CV de un motor V8 por medio de dos turbos y, por supuesto, innumerables modificaciones. Desconocemos su velocidad máxima y su aceleración de 0 a 100, pero os aseguramos de que esta bestia entra en territorio de hyperdeportivos y si no nos creéis, a los hechos nos remitimos.
El Ford Mustang consigue ganar la primera carrera de manera notable, y para hacer las cosas un poco más reñidas permiten al Ferrari empezar desde más lejos acelerando y no dejar salir al Hoonicorn hasta que el F8 Tributo pase. De esta manera, el italiano consigue alzarse con la victoria, mientras que en la tercera y última ejecutan un plan muy similar pero acortando la distancia entre ambos.
Y es que unas modificaciones realizadas en condiciones permiten que un coche clásico como lo es este Ford Mustang se convierta en todo un mata-gigantes. Cierto es que el Hoonicorn de Ken Block cuenta con una serie de elementos no al alcance de todo el mundo, pero está claro que con ciertas mejoras podemos hacer que un coche más bien convencional se convierta en algo muy serio.