Lluvia, nieve, niebla… estos fenómenos meteorológicos son habituales en invierno. Y, además de extremar las precauciones al volante y saber cómo debemos actuar en situaciones adversas, también es importante conocer cómo usar correctamente las luces del coche en las mismas, por ejemplo los faros antiniebla.
Como recuerda la DGT, el alumbrado del vehículo tiene una doble función: ver, pero también ser vistos. Y precisamente con niebla la visibilidad se ve reducida drásticamente, por lo que si se presenta en carretera, debemos hacer uso de estos faros específicos.
Pero aunque haya niebla, no siempre es correcto encenderlas, ya que depende de si ésta es muy densa o no y cómo compromete la visibilidad en la carretera. ¿Cuándo dice Tráfico que hay que hacerlo? Lo repasamos.
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¿Cómo son las luces antiniebla?
Los faros antiniebla pueden ser delanteros y traseros. Los traseros están incluidos de serie en todos los coches y, un gran grueso de automóviles, también incorpora los faros antiniebla frontales. Ambos son independientes, es decir, se pueden activar de forma separada.
En lo que toca a los faros traseros antiniebla, se trata de unos faros rojos con un haz de luz muy potente, por lo que pueden deslumbrar al resto de conductores si no se usan correctamente.
Por su parte, los delanteros, de iluminación menos intensa blanca o amarilla selectiva, pueden utilizarse en más situaciones.
¿Cuándo debemos encender los faros antiniebla?