Sí, quizá ese titular pueda parecer algo exagero, aunque más hubiese sido pedir que la Unión Europea prohíba la comercialización de SUVs para acometer su actual cruzada contra las emisiones de CO2 (entre otros contaminantes). Sea como fuere, la opinión que te quiero presentar no es tan radical, aunque ya puedes ver por dónde van “los tiros”.
Reducir las emisiones de CO2 es fundamental, y es obligación de todos
Podemos decir que el objetivo de la neutralidad climática en materia de emisiones de dióxido de carbono para el año 2050 es fundamental para nuestro planeta y para nosotros mismos, pues el cambio climático, en menor o mayor medida, es ya un hecho, y el aire que respiramos en las ciudades es cada vez más sucio, cargado de no sólo de CO2, sino también de otros contaminantes como óxidos de nitrógeno o partículas sólidas, entre otros.
Para obligar a las marcas a producir coches cada vez más ecológicos podemos decir que la Unión Europea está atacando la situación desde dos frentes distintos. El primero de ellos es estableciendo normativas de homologación más estrictas, como la actual Euro 6d y la futura Euro 7. El segundo de ellos es mediante la conocida normativa CAFE o ley de los 95 gramos, que básicamente obliga a que la media de emisiones de los coches vendidos no supere dicha cifra, bajo multas de 95 € por cada gramo y unidad, es decir, unos dos mil euros por coche de media. A todo esto se suman países como Reino Unido o Japón que ya están pensando muy seriamente prohibir la venta de coches diésel y gasolina en la próxima década, incluyendo incluso a los híbridos enchufables.