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La EGR, la gran perjudicada por conducir a bajas revoluciones
Otros componentes, como el FAP, también pueden averiarse
Aunque no convine generalizar, la razón de ser de un diésel, sobre todo de esos 1,5 y 1,6 litros, e incluso hasta los 2,0 litros, es la de conseguir un bajo coste por kilómetro, sin claras pretensiones deportivas. Así pues, si tienes un coche con este tipo de motorización, lo más normal es que acostumbres a conducir bajo de vueltas para conseguir el mayor ahorro posible, pero ¿sabías que en realidad puedes llegar a provocar una avería de hasta casi mil euros? Pues sí, entre las averías más habituales en los diésel se encuentran las relacionadas con dispositivos anticontaminación como la válvula EGR y el filtro antipartículas, y en muchos casos, una conducción inadecuada es la causante.
La EGR, la gran perjudicada por conducir a bajas revoluciones
La gran afectada de esa conducción tranquila a bajas vueltas es, sin duda alguna, la válvula EGR. Este dispositivo deja pasar parte de los gases de escape a la admisión en ciertas circunstancias, como cuando el motor trabaja a cargas parciales, de forma que entra menos cantidad de oxígeno a los cilindros, dando lugar a una combustión «más fría» en la que no se alcanza la suficiente temperatura como para que se formen grandes cantidades de óxidos de nitrógeno (NOx).
Así pues, conducir de esta forma prolongadamente aumenta el tiempo en el que la EGR está abierta, recirculando, y se da también la situación que bajo esas circunstancias la combustión en el motor tampoco suele ser completa, produciendo cierta cantidad de hollín o carbonilla, que junto a otro tipo de suciedad y residuos, va depositándose en la EGR hasta quedar obstruida. Llegado ese momento, la solución pasa por una limpieza de la misma en los casos más leves, y por