Los patinetes eléctricos están de moda y no te descubrimos nada con ello. Si ya antes de la pandemia pegaban fuerte, la «nueva movilidad» que nos ha traído el coronavirus está multiplicando el número de VMP y scooters de este tipo que vemos por las calles. Si sueles conducir moto y algunas vez te has preguntado si merece la pena un cacharro de éstos, te cuento mi experiencia y algunos consejos.
Llegó el 5 de enero y, contra todo pronóstico, sus majestades los Reyes vinieron cargando desde Oriente con un paquete enorme y pesado. Al tomarlo, no pude evitar sentirme como un niño abriendo un juguete nuevo, solo que en este caso se trataba de un patinete eléctrico.
Como motorista habitual desde hace casi dos décadas, mi modo esencial de movilidad por la ciudad ha sido la moto. ¿Qué ventajas e inconvenientes puede tener un patinete?
Pongamos las cosas en su contexto: vivo en una ciudad de mediana envergadura, en la que la mayoría de los trayectos no superan los 7 km y donde es posible recorrer distancias sin pendientes enormes. Por motivos de trabajo he estado todo este mes sin poder usar mi querida moto, así que he tenido la ocasión de probar a fondo un patinete estándar, de una marca muy conocida.
Aquí van mis impresiones desde el punto de vista de un motorista que comienza en patinete
1. Hay que mentalizarse
Las expectativas en este asunto como en el resto de la vida son clave, así que hay que saber manejarlas. Si lo que esperas es un bólido que acelere, corra y absorba los baches como un loco, hay que saber que un patinete de este tipo no es lo tuyo.
Más aún, con la nueva normativa que regula el uso de patinetes eléctricos, incluso opciones mucho más ambiciosas se ven muy limitadas en