En el Grupo Stellantis lo tienen meridianamente claro: según el tipo de utilización, no todos los clientes de vehículos comerciales (LCV) podrán apuntarse a la propulsión eléctrica. Para el Stellantis, los usuarios de vehículos comerciales necesitan, fundamentalmente, tres cosas:
- Coches cero emisiones, puesto que la gran mayoría de ellos operan en zonas urbanas y sub-urbanas, y que sean capaces de ofrecer una gran autonomía.
- Tiempos de repostaje o recarga cortos, puesto que su actividad no permite largos períodos parados para una recarga.
- Mantener la operatividad que proporciona una gran capacidad de carga
La solución de Stellantis, basada en la pila de combustible de hidrógeno, da solución a estos tres requerimientos, con las siguientes características:
- Vehículos comerciales con la misma capacidad de carga que las versiones térmicas
- Rapidez de repostaje: unos 3 minutos
- Autonomías de más de 400 km WLTP.
Veamos cómo lo consiguen, sobre la base de furgonetas como el Citroën Jumpy, el Peugeot Expert o el Opel Vivaro.
Así funcionan las furgonetas de hidrógeno de Stellantis
Stellantis ha desarrollado una arquitectura que difiere de los sistemas de pila de combustible utilizados hasta el momento, denomina dos “Full-Power”, en los que se recurre a una pila de hidrógeno grande y potente y a una pequeña batería que se recarga durante la marcha. La pila de hidrógeno genera electriciad a bordo para alimentar el motor eléctrico que mueve el vehículo. Así funcionan, por ejemplo, el Hyundai Nexo o el Toyota Mirai.
La otra posibilidad, menos extendida, son los “Range-extender”, vehículos eléctricos con una batería de gran capacidad, en los que una pequeña pila de combustible hace de extensor de autonomía, proporcionando energía a la batería. En este caso, el sistema de pila de combustible no tiene potencia suficiente para suministrar energía al motor eléctrico y mover al vehículo.
La opción de Stellantis es un sistema “Mid-Power”, entre medias de los dos anteriores. Aquí se utiliza una pila de combustible de potencia media y una batería como las que llevan los SUV híbridos enchufables del grupo, como el Citroën C5 Aircross PHEV, el Peugeot 3008 PHEV o el Opel Grandland X PHEV.
Sus desarrolladores apuntan distintas ventajas. Por ejemplo, el sistema es más compacto, y puede integrarse bajo el capó de una furgoneta convencional en sustitución del motor térmico. Los depósitos de hidrógeno van bajo el piso, donde normalmente se ubicaría la batería en el caso de un vehículo eléctrico.
Además, con esta solución el sistema es capaz de proporcionar siempre la potencia necesaria: si hace falta, la batería situada bajo los asientos delanteros proporciona al motor eléctrico que mueve las ruedas la energía adicional necesaria para complementar la que genera la pila de combustible.
Por último, la batería, que puede recargarse mediante una conexión a la red eléctrica, tiene una capacidad suficiente para ofrecer alrededor de unos 50 km de autonomía en modo eléctrico, como en un vehículo híbrido enchufable.
Socios clave: Faurecia y Symbio
Para el desarrollo de los componentes clave del sistema, Stellantis cuenta con dos socios de nivel: Faurecia y Simbio. Faurecia se encargará del suministro de los depósitos, capaces de almacenar hasta 120 litros de hidrógeno a 700 bares de presión. Por su parte, Symbio será la empresa encargada de la fabricación del compacto sistema de pila de combustible en sus instalaciones de Lyon, Francia.
El ensamblaje de los vehículos comerciales con esta tecnología tendrá lugar a partir de finales de 2021 en las instalaciones alemanas de Rüsselsheim, donde Stellantis también tiene su Centro de Competencia de Hidrógeno.