En 1995 la FIA inauguró el ITC o también llamado el Campeonato Internacional de Turismos, que se celebró hasta 1996. Y os preguntaréis por qué un campeonato con estos ingredientes pasó a mejor vida en sólo dos años. No seáis impacientes, la respuesta a esta pregunta la tendréis más adelante.

La tecnología de estos coches era impresionante para estos años, tanto que eran conocidos como “los Fórmula 1 con techo”. Para que os hagáis una idea de la importancia del campeonato, el ITC se retransmitía por directo en televisión y sus trece carreras se celebraban alrededor de todo el mundo, desde Hockenheimring hasta Suzuka pasando por Estoril, Nürburgring, Silverstone o Magny-Cours entre otros.

En cuanto a los pilotos que protagonizaban estos espectáculos que mantenían a todos los aficionados del motor pegados a sus televisores, estaban antiguos pilotos de Fórmula 1 como Alessandro Nannini, Hans-Joachim Stuck, jóvenes estrellas por entonces como Giancarlo Fisichella o ganadores del DTM años anteriores como Klaus Ludwig o Bernd Schneider, que fue subcampeón por detrás del famoso Calibra “Cliff” de Reuter.

Calibra 3

El reglamento ordenaba que los turismos de Clase 1 -dónde se encontraba el Calibra-, debían montar motores V6 de no más de 2,5 litros y 500 CV. Además, el Calibra contaba con tracción a las 4 ruedas, que unidas al motor desarrollado por Cosworth Engineering con bloque en aluminio, resultaron imbatibles para sus rivales entre los que se encontraban coches como el Mercedes-Benz Clase C V6 o el Alfa Romeo 155 V6. El Opel Calibra no solo logró el título de pilotos con Reuter, sino que se hizo con el campeonato de constructores al final de la temporada en Suzuka.

El Opel Calibra fue un depredador de circuitos y de presupuestos

Cosworth no era la única gran compañía involucrada en este proyecto, si no que el cambio semiautomático que acompañaba al conjunto del Calibra estaba desarrollado junto con Williams GP Engineering, que por entonces era socio de Opel. Esta transmisión permitía al piloto cambiar de marcha en 40 milésimas de segundo. Un conjunto ideal que hizo que Manuel Reuter se proclamase campeón del mundo con 218 puntos, trece por delante de Bernd Schneider con su Clase C V6 y 38 puntos por delante de Nannini con su 155 V6.

La salvaje inversión que exigían estas impresionantes máquinas hizo que el desarrollo de las mismas, sumado a los costes de la propia competición, hiciesen prácticamente inabarcable la supervivencia a los equipos, quedando la ITC desaparecida, una competición que hacía vibrar al mundo. Desde ese momento apareció el DTM, también conocido como “Deutsche Tourenwagen Masters” con un reglamento mucho más accesible y simplificado, que ha hecho desaparecer en parte ese salvajismo que se recuerda con tanta nostalgia del ITC.

El Opel Calibra marcó en 1996 un momento histórico para su marca y para crear ese mito que tan buen recuerdo nos trae a muchos. Un coche a la altura de un F1 de la época con unos asombrosos 500 CV, apenas una tonelada de peso y un gran legado detrás.



Opel Calibra ITC

Podium Reuter, Schneider y Nannini

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Únete a Naomi Ellis mientras se adentra en las vidas extraordinarias que dieron forma a la historia. Su calidez y perspicacia convierten biografías complejas en historias identificables que inspiran y educan.

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