La frase de Groucho Marx me viene como anillo al dedo para encabezar este artículo, porque quiero compartir con vosotros una reflexión sobre la credibilidad de un medio y la cuadrícula mental en la que vive atrapada mucha gente. Hace unos días publicábamos un vídeo en el que se podía ver cómo el nuevo Land Rover Defender 90 tiene una capacidad de tracción muy superior al antiguo Defender. Parece obvio que eso tiene que ser así, parece obvio que Land Rover es capaz de construir un 4×4 con mejor tracción en 2021 que en el siglo pasado… entonces ¿por qué mucha gente no se lo cree, si lo están viendo con sus propios ojos? Tengo una teoría al respecto.
Partamos de la base de que yo soy el primer fan del Land Rover clásico, antes y después de llamarse Defender. Me encanta cualquier generación. También he sido muy crítico con la nueva versión 2020 en la que, a mi entender, se pierde la esencia del 4×4 clásico para dar lugar a un vehículo de lujo, aunque sea muy capaz fuera del asfalto. Pero lo que no puedo hacer es someter dos coches a una misma prueba, ver que uno es superior al otro, y NEGARME A CREER LO QUE VEO.
Pues bien, son legión los fanáticos del Land Rover clásico que se han negado a creer lo que ellos mismos estaban viendo, interpretando que nos había pagado Land Rover para hacer ver que su nuevo modelo supera al antiguo. Para ellos no puede ser cierto porque, si fuera cierto, su idea preconcebida sería errónea y tendrían que cambiarla dentro de su cabeza por una nueva idea y eso, amigos, es difícil. Es mucho más fácil seguir en tus trece y negar cualquier evidencia contraria a tus prejuicios.
Lo peor de todo es que,