Durante el pasado mes de abril tuvimos la oportunidad de viajar con Porsche hasta Valencia, donde se iba a celebrar la primera cita española de lo que ahora es oficialmente el Mundial de Fórmula E. Iba a ser un fin de semana atípico debido a la experiencia de poder disfrutar de una competición in situ después de más de un año encallados en la pandemia, ajustándonos al exigente sistema de burbujas y test diseñado por la FIA y el propio campeonato de monoplazas eléctricos. Todo ello con la excusa de poder probar durante tres días el comportamiento del Porsche Taycan, la nueva joya del catálogo de los de Stuttgart y simplemente la primera demostración por parte de la marca de cómo entienden ellos la deportividad eléctrica.
Quizás lo más desagradable fue la espera. El tiempo que debía pasar hasta que te entregaran el resultado negativo de los test PCR. Una vez superado el primero, la posibilidad de descubrir el confort que promete el primer eléctrico de Porsche en carretera. El tarado de suspensiones es lo suficientemente rígido y la dirección tan precisa que en ningún momento asimilas que estás conduciendo un vehículo de corte deportivo alimentado por baterías. Seguramente en el momento en el que más eres consciente es cuando pulsas el botón de encendido y con el movimiento de tu dedo no se acompaña una sinfonía de orquesta alemana con seis ‘cilindros de viento’ en la parte trasera.
Eficiencia más que demostrada en carretera:
Las sensaciones a la hora de pisar el acelerador son impactantes, especialmente en la capacidad que tiene de completar el 0 a 100 km/h incluso en el modelo de acceso y la sobrada facilidad con la que permite hacer el siguiente tramo hasta los 120-130 km/h. En cuanto a la autonomía, es precisamente a partir de los 150