A veces tenemos las cosas delante y no nos damos cuenta. Es aquello de los árboles y el bosque, y también eso otro de que cualquier tiempo pasado fue siempre mejor. El automovilismo español siempre ha sido de lobos solitarios, de aquel Carlos Sainz que ganó dos mundiales de Rallyes a principios de los ’90 o del Fernando Alonso que hizo lo propio en la Fórmula 1 a mediados de los 2000.
Sin embargo estos últimos años nos están trayendo épocas de brillantez sobre cuatro ruedas de la que conviene disfrutar, porque puede ser efímera. Los grandes campeones, Sainz y Alonso, siguen en activo, pero una nueva generación ha llegado ya a la élite y hay una tercera que podría llegar a dar el relevo.
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Sí, ahora no hay ningún piloto español luchando por ganar la Fórmula 1 y el WRC, y eso nos sabe a poco porque Alonso y Sainz nos acostumbraron al caviar. Pero conviene no despreciar lo que está pasando en ambas categorías, porque sigue siendo una excepcionalidad histórica dentro del automovilismo español.
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