El Gran Premio de Azerbaiyán fue una tortura para Lewis Hamilton y Mercedes desde los entrenamientos libres del viernes. No encontraban el balance idóneo del coche, así que para la clasificación decidieron quitar mucha ala, ser muy rápidos en recta y combatir. La estrategia estaba saliendo perfecta hasta la penúltima vuelta.
Con el reventón de Max Verstappen, Hamilton lo tenía todo de cara para recuperar el liderato del mundial, y con una gran ventaja, en una carrera en la que lo normal era ceder terreno. Pero cometió un error. Pulsó el botón que no tocaba, se pasó de frenada en la primera curva tras la resalida y tampoco pudo sumar ningún punto.
Hamilton puso un modo especial de frenos que se utiliza en las vueltas de formación
Hamilton salió en la segunda posición de la parrilla e hizo una arrancada mejor que la de Sergio Pérez, lo que parecía que le encaminaba a por una impresionante victoria inesperada. Pero se pasó de frenada en la primera curva y ya no le dio tiempo a remontar porque volvió a pista último y solo quedaban dos vueltas.
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