Los Mercedes W124 son youngtimers cuya cotización comienza a estar al alza. Especialmente si hablamos de unidades con carrocería coupé o familiar, además de contar con un número modesto de kilómetros – son coches cuya media de kilometraje estaba muy por encima de sus coetáneos de época. Como ex-propietario de una unidad, solo puedo certificar su excelente calidad de construcción y durabilidad. Ahora bien, ¿pedir 49.500 euros por un simple 230 E con tapacubos y tapicería de tela? Como siempre, los detalles nos cuentan una historia diferente.
El coche en cuestión lo vende Mechatronik – uno de los concesionarios de clásicos exclusivos más prestigiosos de Alemania – y en esencia, no es un coche especial. La unidad monta uno de los motores intermedios de gasolina, un 2.3 de cuatro cilindros e inyección, con apenas 132 CV, conectado a un cambio manual de cinco relaciones. El equipamiento del coche es parco: las llantas llevan tapacubos, la tapicería es de tela y el volante está forrado en plástico. No obstante, tiene techo solar eléctrico y un diferencial trasero autoblocante.
La media de kilometraje de los W124 usados supera con mucha holgura los 200.000 km. No es extraño ver unidades con más de medio millón en el odómetro.
No tiene aire acondicionado, llantas de aleación o el exótico ordenador de viaje de los W124. En resumen, es un coche cuyo precio de mercado no debería superar los 3.000 euros en buen estado cosmético y en perfecto orden de funcionamiento, con un kilometraje inferior a los 300.000 km. Entonces, ¿por qué esta unidad cuesta 49.500 euros? El motivo es que el coche solamente tiene 995 kilómetros en el odómetro. El coche en cuestión fue entregado al concesionario Mercedes de Braunschweig el 27 de mayo del año 1987.
Estuvo expuesto en la concesión durante un año, y