Muchos no creerán que es así, pero gran parte de las cuentas de un fabricante de coches se nutren de entradas que nada tienen que ver con la venta de coches. Por si no lo sabéis, el rendimiento por unidad vendida puede quedarse en un 2% o 3% en función del modelo y fabricante del que se trate. Siendo así, no es extraño que las firmas establezcan lazos de colaboración para desarrollar nuevos modelos. Pero esta no es la única forma de hacer «caja»…
Lanzar versiones especiales y «ultra exclusivas» de sus modelos es una opción muy valorada. El mejor ejemplo de ello lo tenemos en la escisión que el Grupo Volkswagen hizo de Cupra con respecto a Seat. No obstante, hay firmas que están en un peldaño superior y la prueba es Bentley y su división de operaciones especiales Mulliner. Con ella, no solo dan un toque exclusivo a sus modelos, sino que sus clientes pueden crear modelos a su real gusto.
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La división Mulliner de Bentley lleva en activo desde hace siete años (2014)
La primera vez que oímos hablar de Mulliner fue en 2014. Entonces Bentley anunció que arrancaba este proyecto. En ese momento y, a modo de prueba, fabricaron 15 unidades de la limusina Flying Spur Serenity con asientos traseros rediseñados y reposacabezas que incrementaban el confort de aquellos que ocuparan estas plazas. Pues bien, la evolución ha sido tanta, y en tan poco tiempo, que son unos maestros.
Entre los trabajo que han presentado, hay enchapados de piedra que requerían cortar una hoja a menos de milímetro de espesor o la resurrección del mítico Blower. Y os preguntaréis ¿Por qué Bentley es capaz de llegar a este extremo de exclusividad? La respuesta es sencilla. Al trabajar con un bajo volumen productivo y sin un coste operativo establecido, tienen total