Existen vehículos emblemáticos y después está el Lamborghini Countach, modelo que se encargó de marcar un trascendente punto de inflexión en la marca de Sant’Agata Bolognese. Y es que el Countach no solo brilla por ser el precursor de las ya míticas puertas de tijera de Lamborghini, ni por haber seguido utilizando el mismo bloque motor que el Miura para traspasarlo generación tras generación, sino también por esconder un curioso y pasional secreto que tal vez no conocías: el origen de su nombre y la relación que tiene con la belleza humana y no con los toros. Quédate, que esto te interesa.
Para conocer este misterioso dato sobre el superdeportivo italiano debemos remontarnos hasta el año 1971, momento en el que se presentó en el Salón de Ginebra el prototipo del Countach. El mundo, atónito ante la propuesta de Lamborghini, dio su consentimiento ante este particular proyecto que, además de forma, necesitaba un nombre.
Lamborghini Countach: el bautismo más pasional
Del lápiz de Marcello Gandini, jefe de diseño de Bertone, salió la bella fisionomía del LP-500, el prototipo que acudió a la cita en Suiza. Sin embargo, fue finalmente Nuccio Bertone, hijo de Giovanni Bertone, quien se encargó de darle forma al Lamborghini Countach, modelo que seguía sin tener un nombre.
Durante el desarrollo de este, decidieron esconder el coche en un granero en una finca cercana a Grugliasco en busca de evitar cualquier tipo de filtración y que las huelgas laborales que se experimentaron en la Italia de los 70 no afectasen al proyecto. Grugliasco se encuentra en la provincia de Turín, en la región de Piamonte, donde se habla un dialecto más cercano al francés que al italiano conocido como piamontés y que hablaban tanto Gandini como Bertone.
Pese a que durante años se le atribuyó el bautismo del Countach a Nuccio Bertone,